Tuesday 24 de June de 2025

SEXUALIDAD Y VíNCULOS | 21-05-2025 08:02

Terapia, óvulos y hartazgo: cuando la maternidad no llega pero el deseo no se va

Una columna ocurrente, mordaz, directa y sensible de la artista parisina Alex Pandev sobre el deseo de ser madre.

Alex Pandev
Alex Pandev

Actriz, cantante y escritora.

Mi nombre es Clara.
Desde afuera, todo es espectacular: alta, rubia, flaca, inteligente, con guita y profesional. Yo puedo suscitar bastante envidia. Y eso desde siempre. Pero ya me acostumbré.
Lo que no me acostumbro es a mi obsesión, que no me da ninguna paz… a pesar de todo lo que tengo.
Pero desde afuera, todo es espectacular.

Cuarenta y dos años. Cuarenta y dos. Che.
Y no tengo ni perro, ni hijo, ni una planta que se haya suicidado.
Estoy a un año de que mis óvulos se transformen en pasas de uva con título universitario.
Y yo acá, viendo cómo mi fertilidad se va a bailar reggaetón con la dignidad.

¿Y por qué? Porque los tipos están en otra órbita emocional.
Están ocupados masturbándose… o tienen miedo al amor… o no tengo suerte.

Tengo un útero con ilusiones de grandeza y una colección de tipos que no saben si quieren coger, meditar o llorar con mamá.

¿El útero es una metáfora del cosmos femenino?
No, boludo. Es un órgano… y el mío se está oxidando.

Yo probé todo: Tinder, terapia, astrología… hasta me tiraron el tarot menstrual.
Me salió “Reina de Copas boca abajo”: traducción, soltera y seca.
Genial.

¿Qué tengo que hacer de mi vida?

Quiero un hijo. Una criatura. Un mocoso que me escupa mi té de vainilla sobre mi cashmere, que me pinte las paredes con dulce de leche, que me despierte a las 3 de la mañana con carita de bandido…
Quiero ser mamá. Una puta madre. Una madre de verdad. De las que gritan, que miden, aman, lloran, con un tonel de amor.
Y que se olvidan de vivir por amor.

Pero hasta ahora, la vida no coopera.
La vida me da boludo tras boludo tras boludo, tras boludo, que tienen más traumas que proyectos.

“No estoy listo para un compromiso, pero si querés cogemos sin etiquetas.” — OBVIOUS
“Me encanta tu energía maternal, pero ya tengo dos hijos… no me imagino con otros.” — OBVIOUS
“No quiero lastimarte.” Traducción: te voy a lastimar, pero quiero que parezca que es tu culpa. — OBVIOUS
“Estoy haciendo constelaciones familiares para explicarte por qué no te puedo amar.” — OBVIOUS

Me invita al Chori Club para decirme después que no está emocionalmente disponible… mientras me baja la bombacha. — OBVIOUS

Harta. Soy harta.

Y mientras tanto, mi reloj biológico suena como una alarma de incendio en el subte.
Dale, boluda. Dale, ovulá ahora o callate para siempre.

Voy a la ginecóloga, una divina que me mira como si fuera un sachet de leche a punto de vencerse.
“Hay opciones”, me dice con voz de vendedor de seguros.
Congelar óvulos, inseminación… o adoptar un cactus.

Me fui al vivero a visitar los cactus.

Yo hago todo.
Yoga. Reiki. Dieta sin gluten.
Le pido a Oshun, a la Pachamama, a la Virgen de Luján.
Pero nada. Solo mensajes de voz de tipos que dicen: “Me siento abrumado.”

El miércoles pasado, mientras tomaba en un bar una vodka, luego tres, luego cinco… después de haber visto en las redes a todas mis amigas, y las amigas de mis amigas, y las amigas de las amigas de mis amigas, con bebés o listas para tener uno, me levanté… y no sé por qué ni cómo, pero grité.
Grité, grité, grité… sin poder parar.

Conclusión: la policía.
Me llevó a la comisaría, donde me quedé una hora llorando.

No había empatía. Ni por mi dolor. Ni por mi obsesión.
¡Una hora! Como una delincuente.

Eso se llama encarcelamiento político.
Sí.
Yo soy la Mandela de los óvulos siniestros.

No quiero seguir con los chabones que hacen terapia hace diez años y todavía no pueden decir “te quiero”.

A veces sueño que mis óvulos me mandan un audio por WhatsApp:
“Nos vamos… este útero no es serio.”
Y se mudan a una mina de 28.

Y yo los entiendo. Yo también me iría de mí… si pudiera.

Pero sigo.
Me maquillo, me pongo perfume, respondo mensajes que dicen “hola” y nada más.
Y me invento esperanza, como una idiota.

Y si no llega el pelotudo ideal, me haré madre con la ciencia.
Me convertiré en madre por fuerza bruta.
Pariré un hijo de laboratorio con nombre mapuche y ADN importado.

Y un día, cuando nazca, le voy a decir:
“A vos no te trajo la cigüeña. Te trajo una mujer harta, caliente y con acceso a una buena prepaga.”

Saludos por todas las solteras, los úteros cabreados y por los tipos que se lo pierden.
Yo no quiero lástima.
Quiero justicia.
Justicia reproductiva.
Y sexo sin excusas.

Pero desde afuera, todo es espectacular.

Y si no…
Me muero un poco.
De a poco.

Galería de imágenes

Accedé a los beneficios para suscriptores

  • Contenidos exclusivos
  • Sorteos
  • Descuentos en publicaciones
  • Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.

En esta Nota

Alex Pandev
Alex Pandev

Actriz, cantante y escritora.

Comentarios