Hasta 2013, según el DSM se consideraba a la asexualidad como un trastorno mental (deseo sexual hipoactivo).
Hablamos de asexualidad cuando nos referimos a la nula atracción sexual hacia otras personas, independientemente de su orientación de género, expresión de género, etc.
Este término engloba diferentes formas dentro de esta orientación sexual:
-Asexual romántico: no le interesa tener relaciones sexuales, pero sí enamorarse
-Asexual aromántico: no le interesan las relaciones sexuales ni enamorarse
-Demisexual: sí o sí necesitá un vínculo afectivo para relacionarse sexualmente
Deseo sexual no es lo mismo que atracción sexual: el deseo hace referencia a las ganas de llevar a cabo una actividad sexual pero no dirigida hacia otra persona, la atracción es aquello que en la otra persona nos despierta las ganas de tener relaciones sexuales con ella (o ellas, cuando ocurre con varias personas).
Quienes se consideran asexuales no necesariamente no tienen deseo sexual, es decir, muchas veces existe este deseo y este gusto pero para consigxs mismxs, se autosatisfacen pero no desean tener sexualidad o romanticismo con unx otrx.
Para alguien que está descubriendo su asexualidad, no es sencillo concebir que el sexo naturalmente no le atraiga. Esto sucede porque vivimos en una sociedad hipersexualizada y sexocéntrica, donde el sexo es un valor social y forma parte de lo normativo.
Si levantamos la bandera de la diversidad, claramente tenemos que contemplar que hay personas que no desean vivir la sexualidad con un otrx y eso no lo vuelve síntoma o problema a resolver.
Cuestionarnos la heterocisnorma es también cuestionarnos la obligatoriedad de la sexualidad.
Laura Müller
Psicóloga y sexóloga con perspectiva de género
Terapia sistémica y TCC
at Laura Müller
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