Vanesa González tiene una amplia trayectoria en teatro, televisión y cine. Los personajes que interpreta son diversos y como actriz ha marcado definitivamente a una generación. En Jauría, obra documental, encarna el papel de una víctima de violación grupal en España, hecho que sucedió en la vida real.
Además de esa pieza, (con la que se presenta tres veces por semana en el Picadero) mañana estrenará Realidad Virtual, su primer protagónico en una película de terror. Desde su casa se conectó con Marie Claire para hablar de estos dos proyectos y de lo que vendrá en su vida laboral.
-Si bien en otras oportunidades has participado de proyectos que incluían violaciones y violencia de género (Mujeres Asesinas y Maltratadas), ¿cómo llegaste ahora a “Jauría”?
-El proyecto me llegó por parte de Sebastián Blutrach, el productor. Cuando me contó de la obra, lo primero que tuve fue miedo porque conocía el caso y pensé que iba a haber una violación en escena.
Después leí el material y me di cuenta que eran sólo testimonios, lo cual, no la hace más liviana, sino que incluso la hace más cruda. No interviene para nada la ficción en la obra, es lo que se dijo, hasta los puntos suspensivos están respetados.
Cuando leí la obra me pareció que era un tema del que había que hablar. El caso es súper actual lamentablemente y estaría bueno que estas cosas dejen de pasar.
Jordi Casanovas, el autor, estructuró los testimonios de manera tal que uno pueda escuchar la obra como con una suerte de edición, como si todos los personajes estuviésemos hablando al mismo tiempo y contándolo desde distintos puntos de vista, pero en un mismo momento, eso me pareció interesante y teatral.
-Más allá del tema, que es súper delicado, ¿cómo lo vivís en escena? ¿Te atraviesa o de repente se convierte en un trabajo más para actuar?
-A mí lo que me pasa en general cuando trabajo es que no hay nada que se mezcle en lo personal. Eso me pasó siempre en mi profesión, en obras más fuertes como El diario de Ana Frank o el capítulo de Mujeres Asesinas, “Silvia, celosa”, donde el Puma Goity me violaba y eso se grabó de madrugada en un lugar oscuro y horrible, pero me pasa que no se me mezcla nada.
De hecho, me parece un poco raro cuando se dice que un actor "queda pegado a un personaje". Yo no siento que se me mezcle, no solo porque lo siento parte de mi trabajo sino también porque parte de nuestra labor es tomarlo como un juego de verdad.
Es como cuando éramos chicos y jugábamos con una verdad absoluta, lo que no quiere decir que uno se tome con poca responsabilidad y como un juego el material. El oficio es que lo que uno haga tenga un goce a la hora de realizarlo y cuando se termina, se termina.
Más allá de que es una obra que me puede tocar un montón de puntos, por ejemplo, cuando lo leí y lo que me pasó con eso.
-Mañana es el estreno de Realidad Virtual. Es tu segunda película de género de terror, ¿no?
-Sí, pero yo diría más bien que es la primera. Yo había hecho otra película, Hipersomnia, con Gabriel Grieco, que era más sangrienta, no tan relacionada al terror. En cambio Realidad Virtual, de Hernán Findling, lo que hace es abarcar el género más directamente.
A mí me gusta mucho el cine de terror, toda la vida lo consumí. De hecho, más allá de que me encanta el cine, si voy a ver una película y hay una de terror seguramente arranque por esa.
Me gusta lo que me genera, algo muy ajeno de la realidad cotidiana, me saca enseguida de mi vida. Por otro lado, es muy raro que no te ponga en cierto nivel de tensión, porque siempre algo te pasa. Eso lo agradezco mucho del cine de género.
-¿Qué tal la fue el rodaje?
-La película la rodamos hace tres años. Apenas me reuní con Hernán y me contó la idea, me encantó, pero sobre todo me fascinó la pasión de él por el cine de género y la claridad que tenía en su cabeza de la película que él quería hacer.
Cuando en una conversación con un director podés percibir eso, te podés entregar porque sabe a dónde va. De hecho fue así, porque cuando empezamos a rodar, llegaba con una duda y él ya lo tenía en su cabeza, hasta desde la imagen. Fue muy fácil trabajar con él, además que es una persona súper calma, nunca lo vas a ver ahogado en un vaso de agua. ¡Fue genial!
La filmación con mis compañeros estuvo buenísima, porque era entrar en una realidad súper ajena. Teníamos dos locaciones, que eran en dos casas, nos instalamos 15 días en una, 15 días en la otra, e íbamos a rodar a un lugar fijo, y la verdad es que se formó un equipo muy divertido.
Fueron jornadas nocturnas y todo fluyó, comíamos, nos reíamos, teníamos agujeros maquillados en la cabeza, ¡fue divino! La verdad es que la pasamos bárbaro y entrar en ese tipo de escenas fue muy divertido.
Hacer terror en Argentina pocas veces funciona porque hay como un color nostálgico y esta cosa que tenemos los argentinos de más lentitud al contar una historia. Lo que planteó Hernán estuvo buenísimo porque el diálogo es de mucha velocidad e impacto, se parece más al cine norteamericano.
-Tenés un 2021 movido con respecto al teatro, ¿querés contarme un poco qué se viene?
-Estoy trabajando un proyecto que aún no tiene nombre ni fecha de estreno, pero es una obra ambientada en el mundo de la esgrima. Tomamos esa disciplina porque queremos trabajar el vínculo discípulo-maestro.
La hacemos con Laura Nevole y la dirige Christian García. La obra tiene mucho humor, porque a veces entre alumno- maestro se generan cosas muy nocivas, perversas y a la vez de mucha devoción, amor, enamoramiento y por otra parte maltrato.
Es un proyecto colectivo que nace mucho de la improvisación, pero tratamos de contar todo eso de modo que uno se pueda sentir identificado en lo que son sus procesos de aprendizaje. Me tiene súper entusiasmada, porque aparte tenemos ganas de viajar con ella a Madrid, es una obra chica y fácil de trasladar, pero primero seguro la estrenamos acá.
También estoy planeando seminarios, estoy viendo en qué momento hacerlos porque siempre fue un deseo que tuve. Es posible que lo empiece a hacer entre abril y mayo, seguramente lo anunciaré en mis redes sociales.
-Teniendo en cuenta la pandemia del coronavirus y el parate que tuvo todo lo artístico durante la mayor parte del 2020, ¿cómo mirás y vivís ahora tu profesión?
-Viví momentos de mucha incertidumbre y eso no está bueno. También nuestro trabajo está lleno de eso. No fue novedosa esa sensación, porque eso lo sentimos cada tanto los artistas. De todas maneras, la diferencia es que hay un virus y están pasando cosas horribles alrededor de ello.
Todo lo que sucediera de modo virtual era para atravesar el momento, nunca temí la desaparición del teatro, no creo que eso sea posible jamás.
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