La gran historia de Gonzalo Erize, y él mismo se encarga de remarcarlo, comenzó con un fracaso (o, en sus palabras, con un “gran golpe a su autoestima…”).
Tenía apenas 26 años, y mientras en su mente acariciaba la idea de un ascenso en la multinacional que trabajaba, su jefa le dio una noticia bien opuesta: estaba despedido.
Sí, así arranca Saun, el flamante libro de la también flamante editorial AguaVa que se encarga de narrar una historia atípica y muy conmovedora, definida como “la odisea del argentino que arriesgó todo por salvar una vida en Laos”.
Un viaje interminable
El dinero de la indemnización por aquel despido le sirvió a Gonzalo para dos cosas: sacar su pasaporte europeo y armar un buen “bolso” de viaje ante contingencias. ¿Su destino? Australia, adonde iría a trabajar bajo el programa Working Visa Holiday que hace años tiene ese país.
Y allí fue nomás, sin fecha de regreso ni mucha idea de qué le esperaba, pero con una imperiosa necesidad de cambio de aire. De búsqueda, de ganas de nuevos desafíos y reseteos.
Sidney fue su primer destino, que lo recibió con surf, kayak y aventura, pero también con trabajos de todo tipo: fue albañil, bachero, jardinero, cocinero y derribador de árboles…
Y por supuesto, viajero, que puedo conocer en profundidad muchos de los mejores rincones de Australia y, luego, del Sudeste asiático.
Kung fu, tarot y Saun
Y en esa zona del globo, entre muchos mochileros, clases de buceo, cervezas y un muy especial retiro de kung fu en Pai, Tailandia, comenzó la otra parte de la historia, que arrancó de manera inusual con una increíble tirada de las cartas de tarot y una singular advertencia: “en muy poco tiempo, un evento cambiará tu vida por completo”.
Ese evento, imposible saberlo, tenía en realidad un nombre propio: Saun, así se llamaba el pequeño de 11 años que Gonzalo conoció en una canchita de fútbol en Laos y que le terminó abriendo un universo jamás imaginado, el de la larga lucha por salvar su vida.
En efecto, el joven tenía una rara enfermedad congénita, no diagnosticada hasta ese momento, y su vida silenciosa y algo cohibida corría serio peligro sino recibía una atención médica urgente.
Charlas (muchas de ellas, a través del lenguaje de señas) con sus padres, gestiones con médicos, amigos y amigos del viaje, búsquedas de hospitales, traslados, diagnósticos fallidos y mucho más conformaron una increíble odisea, que no sólo terminó salvando a Saun sino también al propio Gonzalo, que hoy tiene 34 años y decidió crear una ONG en su honor.
Bautizada, claro, Saun, la organización conecta y empodera a quienes tengan la iniciativa de cambiar la vida de una persona o familia en situación de vulnerabilidad. Se trata, claro, de un ecosistema colaborativo, donde no importa tanto el dinero sino la capacidad de aunar voluntades detrás de un fin.
Su página web y sus redes son un interesante reflejo de la variedad de casos e historias en los que esa red se involucró para torcer un destino problemático.
Trascendiendo fronteras
Escrito por Gonzalo y la periodista Verónica Podestá, el libro (que se consigue online a través del Instagram de AguaVa y en esta web) cuenta con prólogo de Ismael Cala, que se conmovió, como tantos, con la historia de Saun.
"Leer a Gonzalo es adentrarse en tres facetas apasionantes: los viajes a destinos increíbles, el liderazgo transformador y el servicio para con los más vulnerables. En esta obra, una verdadera odisea, el autor logra algo que muy pocas veces se puede alcanzar: atrapar al lector desde las primeras líneas. Es una muy profunda invitación a ser el cambio que queremos ver en el mundo tal cual hacía Gandhi cuando nos invitaba a ser esos agentes de cambio para el bien mayor", dice allí Cala.
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