Richard Melville Hall, más conocido como Moby (nombre artístico adoptado por la novela Moby Dick, de su tío bisabuelo Herman Melville), lleva más de 30 años en la escena musical.
Explotó en la noche tecno de los noventa con “Go” (1991) y de allí no paró.
Una vida de excesos, depresiones y fobias
Con una infancia difícil, el artista recuerda jugar con la radio del auto de su madre y fascinarse con la perfección de los temas que sonaban allí.
De Abba a Paul McCartney, el pequeño Richard se llenaba de admiración por aquellos músicos, pero hubo una canción que proyectó absolutamente todo lo que es hoy Moby: “Love Hangover”, de Diana Ross.
Sí, la diosa del soul, representaba todo el futurismo del que era fan. “Diana me prometía un mundo sin la macula de la tristeza y la resignación. En alguna parte, había un universo sensual, robótico, hipnótico y, sobre todo, limpio”, expresó el cantante en su libro de memorias “Porcelain” (2016).
Reprise es el disco número 18 del compositor y presenta reversiones de sus temas más emblemáticos junto a la Budapest Art Orchestra y cantantes invitados como Gregory Porter, Mark Lanegan, Skylar Grey y Mindy.
Hay canciones de Play (1999), su disco más popular, pero también de Moby (1992), Everything Is Wrong (1995),18 (2002), Hotel (2005) e Innocents (2013). Incluye también un cover de David Bowie, quien fue su amigo desde 1999 hasta su muerte en 2016. El mismo aseguró que es la persona “menos visible” del disco.
En paralelo, el artista de 55 años, decidió lanzar el documental “MOBY DOC”, en el que ha trabajado en los últimos cuatro años, donde cuenta sobre su vida, su activismo por el veganismo (desde hace 33 años), y por supuesto su música. “La idea era intentar ser honesto y poco convencional como ningún otro documental musical”, expuso en sus redes sociales.
Desde pequeño el cantante de “Extreme Ways” siempre se refugió en la música, a la cual considera mágica. Gracias a ella recorrió el mundo y conoció diferentes personalidades mundiales.
Pero no todo lo que brilla es oro y en el tráiler puede verse cómo analiza la fama y el dinero, y cómo buscó creer que todo eso podía ser feliz: “Lo intenté y no funcionó. No puedes solucionar problemas internos con cosas externas”, detalla Moby.
Sus noches en los noventa se convirtieron en puro alcohol y drogas: “Estaba fuera de control”, confiesa en el documental y cuenta que cuando su madre murió en 1997, se perdió su funeral porque estaba borracho y drogado tirado en una cama. Cuanto más tenía lo que había soñado, más depresivo se sentía.
Lanzar Play (su mayor éxito, con ventas de 12 millones de copias en todo el mundo), en 1999, fue terrible para él. Tomar el miedo y convertirlo en algo hermoso fue su meta: “La música me salvó. Me produce alegría hacerla, lanzarla al mundo y esperar que alguien sienta una conexión emocional con eso”.
El film incluye imágenes de conciertos, animación y una entrevista con el cineasta David Lynch.
“Elegí a Lynch porque combina fenomenalmente las cualidades superficiales de los americanos con el costado más oscuro de la cultura norteamericana”, dijo el compositor en una reciente entrevista. Además, aseguró que tanto la realización del álbum como el documental fueron procesos terapéuticos y es más que una coincidencia que salgan al mismo tiempo.
Moby dejó las drogas en 2008 y su militancia con el veganismo se convirtió en su prioridad. Los tatuajes de “Vegan for Life” y “Animal Rights” son parte de su conciencia día tras día: “Las tremendas consecuencias del uso de animales para comer es crear pandemias virales. No sólo usarlos para comer, sino en invadir sus hábitats”, aseguró.
El documental, dirigido por Rob Gordon Bralver (director también de varios videoclips del artista), ya se estrenó en Estados Unidos y Reino Unido. El próximo 20 de junio estará disponible en el resto del mundo. Además, el cantante de “We Are All Made of Stars” no descarta una posible grabación de “Reprise 2”.
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