Carolina Gaitán: “No sólo Colombia, sino la mujer colombiana se está empezando a contar de otra manera”

Félix, Mariana e Ignacio son amigos, viven en la Colombia más acomodada y "bien" y tras varios traspiés personales deciden jugarse a pleno por un negocio incipiente: la marihuana medicinal. Gracias a sus conocimientos, contactos y dinero, en pocos meses su empresa KannaLab se transforma en el sueño y la envida de todo emprendedor.

Y es allí cuando aparece Lola (Carolina Gaitán), una periodista que buscará encontrar el lado B de esos tres exitosos noveles empresarios. Sin spoilear casi nada, así podría resumirse Malayerba, la primera serie original de Starzplay en español que todos los domingos estrena en la app un nuevo episodio (son en total 10 y van por el 7).

Decidida a apostar a full mundo de habla hispana, la plataforma acaba de presentar en México sus nuevas series producidas en toda Iberoamérica que por ahora abarcan las plazas de México, Chile, España y Colombia (la idea es también producir en nuestro país). Del evento participaron muchas cabezas de la compañía y también muchas actrices y figuras, entre ellas Carolina Gaitán, con quien pudimos hablar largo y tendido.

-Mencionabas recién que Malayerba te presentó muchos y nuevos desafíos. ¿Cuál es el principal de todos ellos?

-Sí, fueron varios, es cierto, pero hubo en particular que para mí era muy complejo de encarar y que tiene que ver con el tono de mi personaje. Yo vengo de la televisión, y también del teatro musical y mi lenguaje, mi forma de comunicar los personajes suele ser muy histriónica, muy externa.

De repente acá debía encontrar un tono mucho más estático, sutil. Es un personaje que poco o nada mueve sus manos, todo pasa por su mirada, por cómo intenta leer a las personas, encontrar verdades ocultas… Es muy distinta a todo lo que hice.

-¿Y a quién o a qué recurriste para encontrar ese tono?

-Principalmente, a Esteban Orozco (creador de la serie), que fue mi gran coach, sobre todo en la etapa en ensayos, que en su mayor parte la hicimos vía remota.

Recuerdo estar frente a la pantalla, con mi cara recortada en primer plano y él diciéndome: “Sí, ¡eso es lo que quiero! ¡Esa mirada!” Debe haber sido uno de los pocos casos en los que el Zoom no complicó las cosas, más bien ayudó... (risas).

Fuera de broma, estoy infinitamente agradecida de Esteban. Y también de Andrés Beltrán, el director, porque el resultado fue mucho más de lo que esperaba.

-El gran tema de fondo de la serie, la legalización del cannabis, ¿qué te generaba?

-Me interesó desde el vamos. Sobre todo, me interesaba contarlo de una manera distinta, sin estereotipos ni tabúes. A su manera, la serie se anima a pasar una página muy larga ya que la legalización del cannabis sería una forma de dejar atrás todas esas guerras, toda esa sangre, toda esa muerte. Cuando las cosas salen a la luz, el panorama siempre mejora.

-¿Creés que es hora de dejar de tratar al cannabis y a la marihuana como una “droga”?

-Es que lo otro ya se hizo mucho. Realmente estamos en un punto diferente, estamos a las puertas de que el mundo entero empiece a legalizar al cannabis para sus distintos usos. No se puede hace oídos sordos a eso.

-¿Cómo es tu relación personal con la marihuana?

-No me escogió, se ve que no le gusto… (ríe) Fuera de broma, no me funciona, me da paranoia, no me hace bien… Más allá de eso, hasta hace poco muy poco viví en Los Ángeles por más de dos años y fue interesante corroborar in situ cómo la vida sigue funcionando perfectamente en una ciudad donde la marihuana está legalizada.

-Has viajado mucho en el tiempo, ¿cuál es hoy tu lugar en el mundo?

-Colombia, sin dudas. Lo que no quita que también extrañe todas esas cosas tan lindas y que funcionan tan bien en otros lugares... (ríe)

-Hablando de Colombia, sos parte también del elenco de voces de Encanto (como Pepa Madrigal), una película que te muestra en un registro (y público) casi opuesto al de Malayerba…

-Sí, ¡así es! Voy de un extremo al otro… De esa plasticidad está hecho nuestro trabajo en definitiva, ¿o no? (risas)

-Y te toca ser parte de un momento especial para Colombia, ofreciendo historias y narrativas que salen un poco del habitual relato basado exclusivamente en el narcotráfico…

-Está empezando a pasar algo maravilloso y es que no sólo Colombia sino la mujer colombiana se está empezando a contar de otra manera. Y eso es fabuloso.

En Encanto, por ejemplo, la protagonista es una niña que no encuentra su don. Y casi sin querer, demuestra que eso también se vale para las mujeres de hoy…  Se vale estar perdida, se vale estar a la búsqueda, sin rumbo…

En Malayerba, mi personaje es una persona completamente diferente, que no quiere agradar a nadie, que va detrás de sus deseos, de sus ambiciones, que no pide permiso. Me encanta que todos los públicos y todas las edades puedan encontrar diferentes modelos de mujeres en las pantallas, no como nosotras que crecimos con uno solo: la mujer subyugada, mártir y al servicio de los hombres. Eso está cambiando.