Con la colección Crucero 2026 como marco final, presentada en la Villa Albani Torlonia de Roma, Maria Grazia Chiuri se despide de Dior. Su paso por la maison no solo fue histórico por ser la primera mujer en ocupar ese rol, sino también por el giro conceptual que le dio a la firma: el lujo se volvió discursivo, la pasarela se transformó en manifiesto y el bordado, en acto político.
Desde su debut en 2016, Chiuri dejó en claro su mirada: una camiseta con la frase “We Should All Be Feminists” se convirtió en símbolo de una nueva etapa. A lo largo de casi una década, incorporó constantemente elementos del arte, la cultura popular y la herencia femenina de distintos países para resignificar el legado Dior. Con ella, el atelier se abrió al trabajo de artesanas del mundo, y la moda de lujo abrazó causas como la igualdad de género, la diversidad y la sostenibilidad.
En términos creativos, su estética siempre mantuvo un hilo conductor: una silueta poderosa, con referencias al uniforme, al arte clásico, al cuerpo protegido pero nunca oculto. Redefinió la femineidad moderna a través de la disciplina, la convicción y la emoción.
Con esta salida también se abre un nuevo capítulo: ¿quién será la próxima mente creativa detrás de Dior? Mientras tanto, Chiuri ya tiene planes en marcha: un proyecto personal de restauración cultural en Roma y, seguramente, nuevas formas de seguir explorando su visión del diseño como herramienta de transformación.
Su legado es claro: dejó una huella indeleble en la historia de la moda contemporánea y elevó el discurso de la moda como espacio de pensamiento, empoderamiento y belleza consciente.
at redacción Marie Claire
Galería de imágenes
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios