En el año en que Fendi celebra su centenario, Silvia Venturini Fendi decidió no hacer del pasado un ancla, sino un punto de partida. La colección primavera-verano 2026, presentada en Milán, fue todo menos una retrospectiva solemne: fue la demostración de cómo una marca con cien años de legado puede seguir dialogando con la modernidad sin perder sus raíces.
El desfile tuvo lugar en el showroom de Via Solari, transformado para la ocasión por Marc Newson y Nico Vascellari en un recorrido de cubos suspendidos y colores modulados. Azul aguamarina, celeste, gris piedra, rojos encendidos, blancos nítidos y algún acento en marrón chocolate componían una paleta medida, casi arquitectónica, que parecía conectar la solidez de la Roma clásica con el tiempo presente.
No es casual que Venturini haya mencionado el vestuario infantil como inspiración. En los catálogos de Fendi de los años sesenta ya había esbozos de abrigos con cierres ajustables y piezas modulares que insinuaban crecimiento y adaptabilidad. Esa idea reaparece hoy como recurso estilístico y no solo funcional: cordones y tiras visibles drapean vestidos halter de organza, adaptan faldas midi y reconfiguran chaquetas ligeras con bolsillos desplazados, capturando esa tensión entre diseño práctico y belleza espontánea.
La colección fue clara en su propósito: unir elegancia con usabilidad. Los tracksuits, reinterpretados en tejidos nobles y con acabados pulidos, parecían diseñados para llevarlos con naturalidad del día a la noche. Las chaquetas, aunque estructuradas, liberaban movimientos gracias a cortes discretos; y los vestidos incorporaron tiras elásticas que permiten modular su caída, como un puente entre la alta moda y el gesto cotidiano.
Las fried flowers -adornos en forma de flores tridimensionales-, cuanto menos llamativas, transmiten un humor refinado que ha destacado en el desfile: una ruptura sutil entre el rigor del diseño y el guiño lúdico que siempre ha estado en el ADN de la maison. Al menos desde Lagerfeld.
Del K-Pop a Hollywood: el front row de Fendi
En primera fila se sentaron Naomi Watts, embajadora de la maison, junto a Bang Chan, líder de la banda de K-Pop Stray Kids, que repitió como invitado estrella tras convertirse en uno de los rostros más virales de la marca. También se dejaron ver la cantante Aitana, Mariacarla Boscono y Eva Herzigova, habituales del universo Fendi y símbolo de la conexión entre la herencia de la casa y la moda contemporánea.
at Andrea Arzola (desde Milán).
Galería de imágenes
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios