Conocida por su estilo clásico y refinado, hubo una vez en la que Carolina de Mónaco, con un vestido animal print, se divirtió sorprendiendo a todos con un inesperado coup de théâtre. Dejando de lado por un momento las líneas sobrias y las paletas delicadas, la princesa monegasca decidió darse una de sus rarísimas libertades artísticas y, como si fuera una licencia poética digna de los mejores autores, se animó a una estampa que nadie hubiera imaginado verla usar.

La ocasión fue el 45° aniversario de la Maison Valentino en Villa Borghese, donde la hija de Grace Kelly asistió junto a su marido, el príncipe Ernst de Hannover. Y fiel a ese arranque de creatividad, Carolina lució un vestido de impronta audaz, que dejaba ver su costado más rebelde, ese que durante años había permanecido guardado en los cajones más ocultos del placard, pero que esa noche pedía volver a salir a la luz, bajo los destellos de los reflectores. Su vestido animal print no fue, entonces, un desliz, sino una toma de posición muy clara, un guiño nostálgico a tiempos pasados.

Carolina de Mónaco eligió para la ocasión un vestido animal print largo hasta los pies, extrayendo de esta estampa salvaje su costado más noble. El diseño tenía una línea fluida y delicada, con un corpiño de mangas cortas, escote redondo y falda de caída relajada. La textura del maxi dress estaba realzada por detalles de lentejuelas y volados, coordinados con un drapeado en la parte superior. Carolina lo combinó con una clutch escultural de raso y sandalias de cuero doradas, completando el look con un collar de perlas y un brazalete rígido con aire statement.
Suntuoso y barroco, el vestido adquirió en el cuerpo de la princesa un carácter elegante, y ella misma demostró cómo el animal print puede ser, también, sinónimo de sofisticación. Más que un simple look, fue toda una declaración: un modo de jugar con la moda y, al mismo tiempo, celebrar a un gran diseñador, interpretando a su manera sus inspiraciones, líneas y colores. Eso sí, sin dejar de sumar siempre su propio sello, prueba de una maestría única.
Este artículo se publicó originalmente en MC Italia.
at redacción Marie Claire
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