El fluir de Etro: metamorfosis en cada silueta en Milán Fashion Week

En un Milán lluvioso, Etro presentó su colección primavera-verano 2026 en el Cuartel Teulié, con la voz de “La Niña” como banda sonora en vivo. La música marcó el pulso de un desfile que avanzó sin pausas, con una cadencia que reflejaba la idea central de la propuesta de Marco De Vincenzo: la moda como un organismo en constante movimiento.

Tres años después de asumir la dirección creativa, De Vincenzo trabaja con la naturalidad de quien ya domina el lenguaje de la maison y puede explorarlo con libertad. El paisley, los flecos, las mezclas de estampas y el espíritu nómada de Etro aparecen integrados no como referencias aisladas, sino como elementos que dialogan entre sí.

La sastrería, con chaquetas de hombros definidos, pantalones rectos y abrigos largos, mantiene la estructura, pero pierde rigidez gracias a la ligereza de los materiales y a detalles como aberturas y transparencias. Por su parte, el crochet o el encaje añaden textura y matices táctiles sin saturar, mientras que la organza introduce una nota romántica que se equilibra con la funcionalidad del resto del vestuario.

El color sostiene todo el relato. Tonos intensos -azul petróleo, naranja quemado, verde esmeralda- se alternan con neutros y metálicos, creando secuencias que, como en una partitura, dosifican densidad y crean una especie de armonía. Los accesorios completaron el relato: collares y cinturones con formas inspiradas en animales, bolsos que repetían el ritmo de los flecos del vestuario y grandes sombreros tipo pirata que añadían un toque teatral a la pasarela.

Mientras otras casas cambian de director creativo cada dos o tres temporadas, Marco De Vincenzo ha preferido profundizar en la identidad que Gimmo Etro definió en 1968 cuando, desde un pequeño taller en Milán, convirtió los tejidos estampados y  la exuberancia en un lenguaje visual propio y cosmopolita. Hoy, más de cinco décadas después, ese espíritu nómada se traduce en una estética reconocible que sigue evolucionando sin perder su carácter lúdico ni su energía desbordante.

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