Charlotte Casiraghi tiene el look perfecto para ir a la oficina

El look sensual y elegante de Charlotte Casiraghi resalta por su sofisticada manera de combinar la moda y la comodidad, con un estilo chic contemporáneo, sin dejar de lado su esencia personal.

El Gran Premio de Mónaco 2024 es un evento que convoca a los grandes de la moda y el automovilismo. Este año los autos y su velocidad no fueron los únicos protagonistas. En este circuito, la moda se convierte en una extensión de la sofisticación de Mónaco, y cada detalle, desde los trajes de los asistentes hasta los atuendos de las personalidades destacadas, como Charlotte Casiraghi, refleja la elegancia y categoría del evento.

Look de oficina:

Lo que se conoce como look de oficina siempre dejo de qué hablar. Hasta el día de hoy se sigue poniendo en duda si lo ideal es lucir prendas formales, informales, o por qué no, combinar ambas. Sin embargo, este look fue evolucionando en los últimos años, logrando adaptarse a las nuevas tendencias modernas, sin perder su esencia de profesionalismo y seriedad, algo que quizá en años anteriores, era impensado de lograrse con una prenda clásica.

Los elementos que no pueden faltar en un look de oficina son los cortes clásicos, colores neutros y accesorios, aunque no siempre son necesarios, que lo complementen de manera sutil. 

En esta oportunidad Charlotte Casiraghi optó por una pollera de corte clásico color negro que llega justo por encima de su rodilla, destacando su figura con un aire de sostificación. La misma está acompañada de una remera corta al estilo informal con detalles sofisticados, en tono gris perla, y unos zapatos clásicos de tacón bajo.

Como accesorios seleccionó unos anteojos de sol, y lo que perfectamente podría ser llamado bolso de fiesta o de noche. Este último se luce no solo por su comodidad, sino también por su elegancia, practicidad y su aporte discreto de lujosidad. Su pelo largo, y su labial refinado complementaron su espléndida imagen.

El look de oficina de Charlotte Casiraghi para el Gran Premio de Mónaco no solo resalta su estilo personal sin perder la elegancia, sino que también rectifica el acertado cruce entre el formalismo y el glamour.