Lo que dominó en el street style de New York Fashion Week fue la comodidad y las combinaciones inesperadas. La gente ha perdido el miedo a mezclar ropa deportiva con piezas más elegantes, dando como resultado una mezcla de estilos que reflejan pura personalidad y autenticidad. Actualmente en las calles el estilo obligatorio es el oversized: t-shirts, pantalones y camperas grandes que crean un look relajado, pero con intención.
Todos usan layering en sus looks, jugando con diferentes texturas y colores, dándole un toque creativo a cada outfit. Los accesorios no pasan desapercibidos: gorras, riñoneras, cadenas y gafas de sol enormes, añadiendo esa pizca de actitud que hace único cada look.
La fuerza de la generación Z está apostando fuerte por la individualidad y la creatividad, pues se refleja en cómo toman elementos y prendas clásicas para combinarlas con las tendencias del momento.
Además, el street style de la fashion week se caracteriza por su toque vintage, demostrando que el thrifting está in. Muchos looks incluyeron piezas que parecen sacadas de los años 90 o principios de los 2000, como chaquetas de cuero, jeans anchos o camisetas con logos nostálgicos. Además, la paleta fue creativa, combinando colores vivos entre sí, pero sin dejar de lado los tonos neutros.
Todo esto mezclado con zapatillas chunky, desde las más deportivas hasta los zapatos más elegantes del mercado, creando un balance entre lo viejo y lo nuevo. La gente en las calles no está siguiendo reglas fijas, más bien se las inventan, y eso es lo que hace que el street style sea tan interesante y cambiante.
La pasarela: Lujo y detalles cuidadosos
En las pasarelas las marcas jugaron con varias de estas mismas ideas, pero desde una perspectiva más sofisticada, respectiva de las marcas de lujo. Las colecciones de los desfiles tomaron el estilo relajado y deportivo de la calle, pero transformándolo en algo mucho más estructurado y de alta gama, digno de su público objetivo.
Las prendas oversized también se vieron en las pasarelas, pero con un ajuste más preciso y cortes que parecían casi arquitectónicos. Todo estaba cuidado al detalle, desde las telas hasta los mejores acabados. Cabe recalcar que las marcas también coquetearon con elementos deportivos, como chaquetas bomber o sudaderas, todo con tejidos de alta calidad, como lana, cashmere y sedas.
En cuanto a los colores, la pasarela tuvo un enfoque más sobrio y neutro. Se vieron tonos tierra, grises y negros dominando la escena, pero con acentos de las tonalidades en tendencia: burgundy, amarillo y navy blue. Esto contrastó con los colores más atrevidos y vibrantes del street style, en el que los neones, los pasteles y los tonos saturados fueron clave.
Las marcas también apostaron por la elegancia e identidad en los detalles, con bordados, texturas y piezas que claramente reflejaban la artesanía detrás de cada prenda. Lo que en la calle se ve casual y espontáneo, en la pasarela se presenta con una estética más cuidada y conceptual.
Dos enfoques, un mismo espíritu
Poniendo todo en perspectiva, el street style es el terreno donde la gente experimenta, juega con las tendencias y busca ser lo más auténtica posible. No existe una preocupación por las reglas de la moda tradicional, pues todo se basa en mostrar la personalidad. Es un espacio para mezclar tus zapatillas favoritas con un abrigo vintage y una gorra, y todo encaja porque se trata de expresar quién eres.
En cambio, lo que se ve en las pasarelas es una versión más elevada de esas mismas ideas. Las marcas toman esos conceptos y los transforman en algo aspiracional, con un enfoque más artístico. Es como si dijeran: "Esto es lo que puedes hacer si llevas estas tendencias al siguiente nivel" y lo demuestran.
Así que, aunque ambos mundos se influyen mutuamente, cada uno tiene su propia energía que los caracteriza. El street style es más chill, creativo y accesible, mientras que las pasarelas te muestran cómo esas ideas pueden convertirse en alta moda, con un enfoque más pulido y de lujo. En el fondo, ambos reflejan la misma tendencia hacia la mezcla de géneros, experimentación urbana y juvenil, pero desde ángulos completamente diferentes.
at Antonia Otálvaro Toro
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