Los días comienzan a las seis de la mañana. El aroma del coffee latte o el verde intenso del té matcha envuelve un ritual matutino que se repite en miles de pantallas. Cada detalle cuenta: la taza elegida, la luz que entra por la ventana, el outfit seleccionado para ir al gimnasio o a la clase de pilates. Todo se graba, se edita y se comparte, convirtiendo la rutina más simple en un momento digno de ser admirado.
Dentro de las redes sociales emerge una nueva estética: las rutinas matutinas. Con una voz en off que narra cada paso o una canción que traduce el ánimo del despertar, las usuarias comparten escenas que van desde el entrenamiento temprano hasta el desayuno saludable. Entre la colchoneta de pilates, el café espumoso y la elección del outfit del día, se construye un universo que muestra todo lo que “sucede de seis a nueve de la mañana”.

Los hashtags que acompañan estos videos #ThatGirlMorningRoutine o #PilatesMom definen una estética tan cuidada como aspiracional. Las clean girls resignificaron el concepto desde un supuesto lugar de amor propio, llamándolo “rutina saludable”. Promueven hábitos que parecen productivos y ofrecen consejos sobre cómo empezar el día con energía a las cinco o seis de la mañana, como si el bienestar dependiera de una fórmula exacta y compartible.

En un contexto donde la rutina diaria muchas veces se vive con ansiedad y sobrecarga, estas escenas transmiten una sensación de orden y bienestar que resulta tentadora. Romantizar la mañana se volvió, para muchas mujeres, una forma de recuperar el control y empezar el día con calma. Pero detrás de esa imagen perfecta también aparece una nueva exigencia: la de tener una vida impecablemente organizada, estética y productiva desde el primer café.

Tal vez el secreto no esté en despertar antes del amanecer ni en lograr la rutina perfecta, sino en encontrar placer en lo cotidiano. Encender una vela, preparar un desayuno sin prisa o hacer pilates solo por el disfrute de moverse pueden ser también actos de amor propio. Romantizar la mañana, al fin y al cabo, no se trata de mostrarse perfecta, sino de aprender a empezar el día con suavidad.
La “rutina saludable” es aquella que debe nacer desde la conciencia de uno mismo, para cuidar la salud física y mental. Comer o tomar algo no debería ser una moda, sino una elección acompañada por especialistas. Las actividades físicas deben ayudarnos a conectar con el cuerpo, no a compararlo. Porque, más allá de las tendencias, lo verdaderamente inspirador no es mostrar una vida perfecta, sino construir una vida que se sienta bien.
at Sol Cardozo.
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