Poco conocemos del papel fundamental que juega el suelo pélvico en nuestros cuerpos. Es el responsable de llevar a cabo una multiplicidad de tareas, y es gracias a su adecuado funcionamiento que buena parte de nuestro organismo se encuentra en equilibrio.
A continuación, enumeraremos una serie de datos que es importante tener en cuenta para reconocer el grado de bienestar de nuestro suelo pélvico:
1. Aunque tenemos más que naturalizada la frase “se hizo pis de la risa”, este hecho podría comenzar a prender las alertas para chequear el estado de nuestro suelo pélvico. Y es que a veces, no es tan “normal” como pensamos hacernos pis al reír, toser, hacer ejercicio, durante la menopausia, durante el embarazo o en el postparto. Al contrario, en la mayoría de las ocasiones estas pérdidas se deben a problemas en el suelo pélvico.
2. Es importante ejercitar correctamente el suelo pélvico para que la musculatura no esté ni muy débil ni muy tensa. Un suelo pélvico débil puede causar estreñimiento, generando dificultades para ir al baño y obligándonos a hacer demasiada fuerza. Esta debilidad también puede manifestarse, en el extremo contrario, en la imposibilidad de retener gases o heces.
3. Por otro lado, un suelo pélvico demasiado tenso tampoco es recomendable ya que traería consecuencias también para la evacuación, impidiendo la relajación de esfínteres, llegando en algunos casos a la formación de hemorroides.
4. Tampoco debemos olvidar el lugar que ocupa nuestro suelo pélvico cuando tenemos relaciones sexuales. Si esta zona de nuestro cuerpo resulta ser funcional repercutirá en una intensidad más fuerte de los orgasmos, la excitación, la lubricación vaginal y la erección del clítoris.
5. El estrés también puede perjudicar el normal funcionamiento de esta zona. Sea físico o mental, el estrés puede causar dolor o estreñimiento.
6. Para concluir con este recordatorio de la importancia de tener un suelo pélvico ejercitado para contribuir al bienestar de todo nuestro cuerpo, cabe recordar que es el encargado, junto con otras estructuras, de sujetar algunos órganos internos de las mujeres, como la vejiga, el recto y el útero.
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