El Fairmont de Río de Janeiro tiene todo para sentirse en el corazón de la Ciudad Maravillosa, y no solo por su ubicación frente a la icónica playa de Copacabana. Este hotel trae el espíritu del Río de los años 50 a cada detalle: desde los mosaicos en el lobby que recuerdan el famoso calçadão, hasta la piscina infinita en el sexto piso, donde el agua parece mezclarse con el azul del Atlántico. La decoración del lugar es una oda a Brasil, con muebles de leyendas del diseño local como Sérgio Rodrigues y piezas de arte naturalista firmadas por los hermanos Campana.
Pero más allá de la estética, el Fairmont está diseñado para sentir puro placer en cada rincón. Las habitaciones tienen vista al Pan de Azúcar como telón de fondo. Si buscás un nivel de lujo extra, las suites Fairmont Gold son casi un “hotel dentro del hotel”, con servicio de mayordomo y lounge privado. Y la atención es tan cálida que, aunque estés a miles de kilómetros de casa, sentís esa vibra familiar que solo un buen servicio puede transmitir.
Y no podés dejar Río sin probar la gastronomía del Marine, el restaurante insignia del hotel. Al mando está el chef Jérôme Dardillac, que te lleva a recorrer Brasil con sabores únicos y platos llenos de personalidad, que van desde ingredientes frescos del Amazonas hasta especias del noreste. Para algo más relajado, el Spirit Copa Bar es el lugar perfecto para un cóctel al atardecer, con DJs en vivo y una carta que rinde homenaje a los tragos clásicos, pero con un toque carioca. Para cerrar el día, Coa&Co (en planta baja) te invita a descubrir la magia del café brasileño con granos seleccionados y dulces que te van a tentar después de cada comida.
Si sos de los que buscan mezclar relax con un poco de energía, el Tropìk Beach Club es el spot ideal. A solo unos pasos de la playa, podés arrancar el día con un desayuno frente al mar y seguir con un cóctel fresco mientras el sol se esconde sobre el Atlántico. Inspirado en la onda mediterránea, este espacio combina la sofisticación con el espíritu descontracturado del Río, y su carta de comida –que incluye platos inspirados en la gastronomía griega– es perfecta para un almuerzo liviano o una cena con amigos a la luz de las estrellas.
Y para los que no quieren desconectarse del todo, el Fairmont también tiene su Anywhere Office, porque, admitámoslo, trabajar con una vista así hace todo más llevadero. Las habitaciones están equipadas para hacer de cualquier rincón una oficina y el hotel tiene un centro de convenciones con toda la tecnología para presentaciones o reuniones, así que podés pasar de una videollamada en el balcón a un chapuzón en la piscina.
AGRADECIMIENTO: VISIT RIO.
at Clara Ballester
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