Rosa Benedit nos recibe en un living pintado del mismo color que su nombre. El rosa del living de Rosa se pintó cuatro veces hasta que quedó exactamente como ella quería. “De día se veía bien, pero a la noche parecía flúo y lo volví a pintar hasta que quedó como lo imaginaba. Cada vez que entro, este color me produce un placer inmenso. Bienestar. Eso es lo que busco generar en los espacios que creo”, cuenta la diseñadora argentina, que nos recibe en un departamento original de 1915, en el barrio de San Telmo.
Rosa es conocida por sus textiles, sus colores y sus propuestas decorativas. Su vasta carrera incluye el interiorismo y el diseño textil, pero también su trabajo como maquettiste textile para Yves Saint Laurent y como vestuarista para la Ópera de París. En su visión, conviven audaces combinaciones cromáticas que incluyen estampas naturalistas, geometrías y grafismos.
“Me parece súper interesante el arte decorativo; hacer obras que están pensadas para cada lugar es como una intervención a medida del espacio”.
“Me inspiro en libros de arte, en exhibiciones, en piezas de museos que visité en mis viajes y en cosas que veo por la calle, sobre todo cuando camino por el barrio”, dice y cuenta que vivió en San Telmo casi toda su vida, a excepción de los 10 años que pasó en París. “Me gusta que mantenga la impronta barrial: el almacén, la verdulería, la carnicería, la ferretería. Por eso cuando volví a Buenos Aires decidí instalarme aquí con mis dos hijas”, comenta.
En su departamento Rosa mantuvo la arquitectura original de principios del sigo XX. Un crisol de colores plenos y de texturas que invita a un recorrido sensorial entre objetos de diseño firmados, texturas intervenidas por ella misma, obras de arte y una colección de vajilla vintage que atesora desde hace años.
“Creo que muchas veces se subestima al diseño y para mí vivir con diseño significa mejorar la calidad de vida. Tal vez es imperceptible, pero de una manera sutil estar rodeado de belleza te eleva el espíritu. Entonces no es lo mismo vivir con diseño que sin él”, explica y cuenta que su casa va cambiando con los años, los usos, el crecimiento de sus hijas (Emma y Violeta, que ahora tienen 18 y 20 años), pero los objetos permanecen y se reinventan.
“Mi espacio es un lugar de experimentación. Acá hago pruebas de cosas que me gustan y después las pongo en práctica en mis trabajos”. Así es como los muebles se mudan, los espacios se reformulan, las texturas y los colores cambian.
Influencia francesa
Para Rosa los años de Paris fueron definitivos. Allí estudió moldería e historia del traje y su trabajó como maquettiste textile y vestuarista la marcó muchísimo. “Por eso, cuando volví a la Argentina, busqué el modo de integrar mi experiencia con una búsqueda personal y, en el año 2000 inauguré Benedit Bis junto a mi hermana Juana”.
La marca, que se disolvió en 2013, imprimió un sello en la historia del textil argentino. Sus prendas, combinaban estampas y jacquares diseñados por ellas mismas con telas vintage. El resultado fueron piezas únicas: obras de arte para vestir.
Hace poco mas de 10 años, Rosa se volcó al arte y la decoración. “No dejé de diseñar telas, solo pospuse la moda”, cuenta y agrega que para ella el interiorismo implica una búsqueda mas cercana a lo pictórico, ya que además de diseñar ambientes y textiles para la casa, pinta murales por encargo.
“La pintura es algo que me re-vincula con mis orígenes. Vengo de una familia de artistas y hay una fuerte impronta visual que nos recorre”, dice para explicar ese exquisito gusto que heredó de su padre, el gran arquitecto y artista Luis F. Benedit, y que comparte con Julian Prebisch, su hermano e ícono de la nueva generación de artistas argentinos.
Fotos: Néstor Grassi
at Daniela Rusak
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