Esta vitamina contribuye a la reparación de los tejidos, fortalece el sistema inmunitario y es esencial para muchos de los procesos enzimáticos del cuerpo que nos mantienen sanos, además es antioxidante.
El cuerpo no puede producir Vitamina C, por lo que es nuestra responsabilidad tener una alimentación variada para proporcionarle la cantidad necesaria al cuerpo. Y debido a que este no puede almacenar vitamina C, es muy útil consumir o aplicar este nutriente a diario.
Cada vez con más frecuencia, se usa vitamina C en productos tópicos (aplicados externamente) para el cuidado de la piel como lo son las cremas o los sérums. Estos tratamientos son utilizados para mantener la piel con un aspecto joven, saludable y radiante. Y a menudo, se usa en productos antienvejecimiento.
Si tu cuerpo está recibiendo una dieta con poca Vitamina C, tu piel te lo va a recordar en forma de granos, sequedad, poca luminosidad, aspecto fatigado, ojeras más pronunciadas, rosácea, manchas y pérdida de densidad. Estas son claras señales de que tu piel necesita vitamina C.
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