Crème de la Mer: el arte de transformar el océano en juventud

Hay ingredientes que cambian la historia de la cosmética. En el caso de La Mer, ese milagro proviene del océano Pacífico, donde el alga kelp gigante crece con una fuerza vital capaz de renovarse hasta 60 centímetros por día. Esa energía, canalizada desde las profundidades marinas, es el punto de partida de una alquimia que combina naturaleza, precisión científica y el toque humano de quienes la transforman.

“Cada hoja de kelp recolectada representa un ciclo completo de vida y regeneración”, explica Ana Laura Viera, Resident Trainer de The Estée Lauder Companies Inc.. “Nuestro proceso no solo busca eficacia, sino respeto: recolectamos a mano las algas desde la parte superior del bosque marino, permitiendo que la luz del sol llegue a las aguas y estimule su crecimiento natural”.

Una vez extraída, el alga se corta cuidadosamente en tierra y se congela en su punto máximo de frescura. A partir de allí, los científicos de los Max Huber Research Labs inician el proceso que da origen al legendario Miracle Broth™, núcleo activo de toda la línea La Mer.

Durante cuatro meses, el alga y otros ingredientes puros atraviesan una fermentación bioenergética donde la luz solar, el sonido y la intuición científica liberan su poder regenerador. “Es un proceso que combina precisión y sensibilidad —continúa Viera—. Cada lote se alimenta con gotas del anterior, preservando la energía vital de la fórmula original”.

El resultado es un elixir ámbar cargado de nutrientes, minerales y energía restauradora: la esencia que da vida a la icónica Crème de la Mer. Cada frasco, rellenado a mano en apenas ocho horas desde su creación, encierra una promesa: llevar a la piel la misma fuerza con la que el océano se renueva.

Así, entre la ciencia y el arte, La Mer convierte el acto de hidratar la piel en un ritual casi poético: un diálogo eterno entre el mar y la belleza.

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