Hemos seleccionado a dos expertos, muy diferentes entre sí, para entender lo que está sucediendo hoy en la intersección entre estética y ética. Lo descubrimos con el Prof. Antonino Di Pietro y el Dr. Marco Iera, especialista en cirugía plástica reconstructiva y estética.
-¿Cuál es una de las mayores dificultades que debes enfrentar hoy en tu trabajo?
-Di Pietro: La proliferación del transformismo. En los últimos diez años, se ha difundido la alteración de los rasgos faciales como solución al paso de los años. En realidad, simplemente ya no somos los mismos de antes. Incluso el lifting, que es sin duda el método que logra transformar más rápidamente, levantar la piel del rostro y darle un aspecto diferente, requiere su tiempo. Al menos algunas semanas y a veces incluso unos meses. La medicina estética es un camino, una ayuda para que la piel se regenere y, respetando los tiempos biológicos de la regeneración, se notarán los cambios.
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-Iera: El crecimiento de una tendencia llamada "turismo quirúrgico". Es decir, más personas recurren a profesionales que trabajan en el extranjero, por lo que se desplazan a otras ubicaciones fuera de Italia para someterse a intervenciones quirúrgicas. La International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS) estima que hay un volumen de negocios de aproximadamente 85 mil millones de dólares en este fenómeno, principalmente impulsado por el deseo de gastar lo menos posible.
Sin embargo, el problema del "turismo quirúrgico" no está relacionado con los profesionales en sí, ya que en el extranjero hay muchos colegas competentes. Es más bien un acto poco ético hacia uno mismo, ya que al ahorrar se corre el riesgo de complicaciones en la gestión postoperatoria. Es justo decir que no hay cirugía sin complicaciones; el problema surge en este caso porque, primero, es difícil para el médico que no realizó la operación gestionarla en Italia, ya que algunas veces los problemas, si no se resuelven rápidamente, pueden tener consecuencias más graves. En segundo lugar, porque en ese punto, el paciente deberá enfrentar gastos adicionales.
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-¿Cuál es la primera palabra que te viene a la mente al pensar en el paciente?
-Di Pietro: Respeto. Respeto por el paciente que se acerca a un médico en particular porque confía plenamente en él. El paciente debe recibir del médico verdades, verdades que a veces pueden chocar con los deseos del paciente, que a menudo llega con sueños de parecer más joven o volver a ser joven y piensa que estos sueños pueden hacerse realidad con una varita mágica, que el médico tiene en sus manos. Este médico debe dejar en claro que no hay varitas mágicas, sino herramientas o soluciones basadas en principios activos. Debe dar respuestas verdaderas, aunque en ese momento pueda decepcionar y correr el riesgo de perder al paciente. Hoy en día, la mayoría de las personas piensa en hacer un tratamiento, mirarse en el espejo y verse diferente de inmediato.
-Iera: Confianza. Y diálogo. Una comunicación seria es fundamental tanto en cirugía como en medicina estética. En la base de esta "educación" hay, sin duda, un diálogo médico/paciente basado en una indicación correcta: siempre hay que dejar claro a la persona que tienes frente a ti cuáles son los resultados que se pueden lograr, pero también las posibles complejidades.
-¿Aún hay personas que llegan con fotos de íconos?
-Iera: La tendencia en este sentido ha cambiado mucho, y diría que ha empeorado: antes, la gente solía llegar al cirujano plástico con la imagen de una celebridad y pedía parecerse más al personaje de referencia. Sin embargo, en los últimos años, cada vez más personas llegan con su propia imagen modificada por los filtros disponibles en las redes sociales. Por lo tanto, siempre es nuestra tarea explicar a las pacientes que hay una diferencia entre la vida virtual y la vida real. Ha habido un cambio en el "selfie dismorfismo": es decir, la percepción que algunas personas tienen de sí mismas, especialmente porque modifican su imagen, perdiendo el contacto con la realidad. Esta acción puede desembocar en dismorfia, una verdadera patología, por lo que en ese punto, es responsabilidad del cirujano plástico, y del médico estético, identificar este problema y dirigir al paciente hacia otro profesional, un psicólogo.
at Redacción Marie Claire
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