Antes de la pandemia, quienes viajaban y trabajaban eran trotamundos y formaban parte de una minoría. Hoy, con la nueva normalidad, se transformaron en aspiracionales. ¿Se puede maridar el placer de viajar con el home office?
Alejandra Salazar nació en Venezuela, estudió en Berlín, fundó junto a Nicolás Franco su agencia en Argentina, Chile y Estados Unidos, y hoy trabaja para una red social de Los Ángeles. Por definición, es nómade digital: viaja por el mundo mientras trabaja de forma remota.
“Siempre las personas vieron con asombro y curiosidad mi estilo de vida. El home office abrió un abanico de posibilidades que hasta hace un año eran impensadas para la mayoría. Para mí es muy orgánico viajar y trabajar, de chica mi papá nos invitaba de “vacatrabajo”; visitábamos a sus clientes y luego nos íbamos de paseo. Decidí llevar esa práctica a otro nivel y emprendí, construí equipos y conseguí clientes mientras conocía el mundo”, sostiene la fundadora de CROING, agencia creativa y digital.
Salazar es una de las líderes en innovación sub-30 de América Latina y tiene clientes en Latam, Estados Unidos y Europa. Actualmente, se desempeña como líder de Business Development, Estrategía Creativa y Operaciones de FlickPlay, una red social gamificada donde los usuarios coleccionan y crean vídeos con arte digital y realidad aumentada.
“La pandemia no modificó mi estilo de vida, salvo por las restricciones para viajar, pero sí cambió el modo de ofrecer mi trabajo. Pasé de insistir a marcas y clientes para ofrecerles lo más innovador del mercado, a recibir briefs de innovación creativa y pedidos de capacitación en tendencias y nuevas tecnologías. Hoy todos quieren saber lo que se pueden estar perdiendo”, reconoce.
En busca de la mejor oficina
“Hace cinco años creé el proyecto #LookingForTheBestOffice, una serie de fotos que documentan mi paso por el mundo mientras trabajo. Cada lugar en el que estuve me dejó enseñanzas sobre cómo relacionarme con los demás dentro y fuera del trabajo, eso es lo que más valoro. De Alemania me quedé con el valor que tiene la diversidad cultural en los equipos; de México la empatía con el otro; de España con sus pausas y su espíritu de trabajar para vivir y no vivir para trabajar; de Chile con su búsqueda por la excelencia; y de Argentina con su creatividad y el valor que tienen las expresiones artísticas para su vida”, explica Salazar.
Para ella, trabajar en equipo implica nutrirse de un background y una vivencia diferente a la propia. “Eso ya es crecer. Hace poco di una charla en Ladies Wine & Design global, en donde representé a Latinoamérica, y hablé de cuatro tipos de colaboración que siempre funcionan; mismos objetivos, distintos objetivos, mismos skills y diferentes skills, con cualquiera se pueden lograr procesos y resultados increíbles, por distintos que seamos.”
Tres ciudades home office-friendly:
Berlín, tiene bares icónicos para trabajar donde nacieron plataformas como SoundCloud. “Mi favorito es An einem Sonntag im August, en Kastanienallee 103, es café de día y bar de noche. Trabajas y luego haces after office en el mismo lugar”, cuenta Salazar.
Nueva York, es una de las ciudades más cosmopolitas y preparadas para recibir a trabajadores remotos. “Todos los cafés tienen espacios para cargar la compu, se genera mucho networking y es súper inspiradora: terminas de trabajar y tienes un sinfín de posibilidades para distraerte”, señala.
Los Ángeles, es la ciudad donde las innovaciones se testean, ninguna idea es muy arriesgada y está diseñada para trabajar remoto. “Te puedes mover de un lugar a otro en scooters, trabajar con vista al mar y hacer pausas para poner los pies sobre la arena, recargar y seguir”, opina la líder de innovación.
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