Como la piel, el pelo es una suerte de termómetro que nos permite medir, con solo mirarlo y tocarlo, cómo está funcionando nuestro organismo por dentro. Pero, también, cuánto o no, lo estamos cuidando desde exterior. Aunque muchas veces parece ser una estructura fuerte, la realidad es otra. Es lábil ante factores endógenos, como carencias alimenticias, anemia, estrés y cambios hormonales. También los exógenos impactan en la salud del pelo, tanto que el sol, el agua salada o clorada, como los tratamientos químicos y mecánicos -tinturas, planchita, secador, alisados- dejan huella en el aspecto y la calidad.
Un cabello sano está protegido por una capa externa de células muertas llamada cutícula y un film hidrolipídico que genera una suerte de barrera anti deshidratación. “Esos factores internos y externos ocasionan que se altere este film protector y las escamas del pelo puedan levantarse y, así, perder su rol protector, lo que lleva a que se deshidrate, pierda su brillo, suavidad, se vuelva frágil y quebradizo”, explica Franco Pagella, Jefe de Producto de Laboratorios Klorane.
Maxi cuidados
Según explican los profesionales, cada vez más mujeres se quejan porque su cabello está seco y fino, pero, ¿cómo devolverle vitalidad? Con un tratamiento específico para reparar la fibra capilar, hidratarla y nutrirla, darle flexibilidad y que resulte fácil desenredarlo.Para ello, la utilización del shampoo adecuado para cada el tipo de cabello es fundamental seguido de la aplicación de acondicionadores en cada lavado y mascarillas hidratantes dos veces por semana.
“Los bálsamos y sérums son nuestros grandes aliados para potenciar los mecanismos de reparación del tallo piloso”, subraya Pagella, y agrega que es importante respetar una alimentación balanceada y tomar agua. Mantener una buena hidratación, aunque no siempre lo tengamos en cuenta, también es saludable para el cabello.
Volver a las fuentes
La gran novedad son los productos eco-concebidos en base a manteca de Cupuaçu, el gran elixir rico en Omega 6 y 9, que ayudan a mantener el agua presente de forma natural dentro de la epidermis y la fibra capilar. Nacido en el corazón de la Amazonia, el Cupuaçu es utilizado desde hace siglos por las poblaciones locales como alimento, para realizar artesanías con sus carcasas y para nutrir la piel y los cabellos secos que extraen en forma de manteca de las semillas.
El gran diferencial de este componente es la nutrición en profundidad que aporta al pelo, fortalece las fibras dañadas y mejora su resistencia. Los análisis científicos demostraron que la manteca de Cupuaçu tiene un poder nutricional excepcional, ya que es 1.5 veces más nutritivo que la manteca de karité. Además, el efecto se nota de inmediato: repara desde la primera aplicación, y logra un cabello brillante, más suave al tacto, flexible y fácil de peinar.
Para brindar un shock de nutrición e hidratación, lo ideal es usar productos en base a manteca de Cupuaçu en el shampoo, que aporta cuerpo y redensifica el pelo fino; el bálsamo, ideal para disciplinar rulos y ondas rebeldes; y la máscara, que puede usarse solo en las puntas, durante toda la noche para lograr un efecto reparador intenso o como crema de día, para facilitar el peinado y aportar brillo extra. Como recomendación final, si la idea es recuperar el pelo dañado, seco y quebradizo, lo mejor será, además de usar productos adecuados, lavarlo con agua no muy caliente y secarlo con suavidad, reducir el uso de planchitas y evita el brushing.
Compromiso responsable
La manteca de Cupuaçu proviene de la Amazonia, patrimonio de biodiversidad del planeta, que alberga alrededor de 390 mil millones de árboles y 16 mil especies botánicas diferentes. Hoy, su equilibrio está amenazado por la sequía o por cultivo intensivo. Para frenar este fenómeno, algunas aldeas están tratando de reparar el daño humano con otros tipos de cultivos, especialmente agroforestales, mezclando especies para reforestar y recrear ecosistemas.
Diferentes ong´s, como Fundación Botánica KLORANE, promueven la protección y valorización del patrimonio vegetal trabajando con diferentes comunidades de agricultores de la zona. Así, mediante la agroforestación, en dos años, se reforestaron 11,5 hectáreas y se plantaron más de tres mil Cupuaçu.
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