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LIFESTYLE | 07-04-2019 10:00

La provincia de San Juan es la tierra del sol

La provincia sorprende y cautiva con sus paisajes imponentes. Desde el conocido Valle de la Luna, pasando por los viñedos, la cordillera de los Andes y la zona donde los dinosaurios dejaron su huella.

Un paseo sorprendente que se completa con el clima ideal y la calidez de su gente.

Texto. Carina Etchegaray

Cada lugar tiene su encanto. Lindas montañas, ríos color casi turquesa o extensos espacios de verde intenso. Sin dudas, lo que en verdad cambia la postal de cualquier viaje son sus habitantes. Y eso es lo que sucede ni bien pisamos tierras sanjuaninas. Caminar sus calles, con casas que conservan las puertas abiertas hasta que cae la noche, es encontrarse con la hospitalidad de su gente a cada paso.

Ubicada en la región de cuyo, al oeste de nuestro país, en sus casi 90 mil kilómetros cuadrados de superficie San Juan posee la porción más ancha de la cordillera de los andes en toda su extensión. Si algo caracteriza a la provincia es su clima desértico, que le regala 300 días al año de sol pleno, casi sin lluvias.

Para recorrerla, lo ideal es comenzar por la capital, que muestra con orgullo el haber sido el lugar donde nació, creció y comenzó su carrera política Domingo Faustino Sarmiento. Desde las primeras escuelas que fundó e inauguró personalmente a la casa Natal de Sarmiento, declarado primer museo histórico nacional hace 100 años y donde sigue emocionando el viejo telar de su madre, Paula Albarracín y la famosa higuera, cada rincón es un homenaje vivo al maestro de la educación de nuestro país.

La ciudad es una mezcla de calma pueblerina -que se percibe especialmente en la hora de la siesta, un clásico que invita a los turistas a disfrutar de ese destiempo bajo la sombra de algún árbol- y modernismo -con el imponente teatro del Bicentenario, su arquitectura high tech y sus fuentes majestuosas y llenas de luces-.

MINI CIRCUITO

Los valles ubicados alrededor de la ciudad de san Juan ofrecen una amplia variedad de actividades para disfrutar. Para empezar, se puede realizar trekking en la Quebrada de Zonda, con almuerzo al aire libre en el Jardín de los Poetas, un parque ubicado al pie de la precordillera. Muy cerca, el imponente autódromo Eduardo Copello custodia las vistas y, durante el mes de febrero, es el escenario de la Fiesta Nacional del Sol. Si el objetivo es disfrutar de actividades acuáticas, el Dique de Ullum es ideal. Sus aguas de un celeste intenso son perfectas para practicar windsurf, kayak o andar en velero.

Antes de llegar al dique, en el río San Juan, se puede hacer una pasada por el Parque de Aguas Blancas, que cuenta con una ola artificial y fue escenario del último mundial de kayak freestyle en 2017. A 64 km de la capital, en la localidad de Vallecito, departamento de Caucete, se encuentra el santuario de la Difunta Correa. Según el mito popular Deolinda correa emprendió un largo camino a pie por el desierto sanjuanino con su pequeño hijo para llegar caminando hasta la rioja, donde su marido estaba preso. El sol y la falta de agua hicieron que Deolinda nunca llegue a destino: aunque murió de sed siguió amamantando a su bebé que sobrevivió y dio nacimiento el mito. Actualmente, la Difunta Correa es venerada por miles de fieles, que le ofrendan botellas de agua o dejan las patentes de sus autos pidiendo protección. Cada año, después de la vendimia, cientos de gauchos encabezan la cabalgata de la Fe, para también rendir su homenaje a Deolinda.

DE OTRO PLANETA

Alejándose de la capital provincial, a 330 km hacia el nordeste, el Parque Natural Provincial Ischigualasto parece salido de una película de Steven Spielberg. Allí, la naturaleza lleva trabajando algo más de 220 millones de años. Popularmente conocido como Valle de la luna, ocupa unas 62 mil hectáreas y es, junto a su vecino Parque Nacional Talampaya, en la provincia de La Rioja, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Su importancia radica en el valor científico de los hallazgos paleontológicos realizados en el lugar, donde se encuentra una secuencia prácticamente completa del Período triásico de la era mesozoica. Recorrer Ischigualasto significa posar los pies sobre los mismos caminos que hace 180 millones de años habitaron los dinosaurios. El suelo de aspecto lunar y las particulares geoformas esculpidas por el agua, el sol y el viento sobre las rocas a lo largo de millones de años hacen de este, un sitio de otro planeta.

 Se pueden avistar cóndores, encontrarse con guanacos, zorros y vizcachas. Hacia el interior del Parque, el circuito principal -que se recorre exclusivamente en vehículo y con la compañía de un guía autorizado- alcanza 42 km y lleva tres horas de duración. Durante el paseo se realizan paradas para tomar las infaltables fotografías en las estaciones Valle Pintado, cancha de Bochas o el Hongo, donde se descubre el trabajo sereno pero inclaudicable de la naturaleza.

Las noches de luna llena vuelven a Ischigualasto aún más extraño y deslumbrante. Observar las caprichosas geoformas, caminar la antigua tierra de los dinosaurios en el silencio profundo es una experiencia inolvidable, para la vista y para el espíritu. Esto es solo una muestra de lo que la bella y hospitalaria san Juan tiene para ofrecer.

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