Los últimos años a nivel mundial no han sido fáciles. Pero la expansión de la pandemia por covid-19 ha cambiado las prioridades de las personas en lo que a concepción de unidad colectiva respecta: en la era "postraumática" lo que antes era importante, ya no lo es tanto, las relaciones son más profundas, se presenta un mayor gusto por la vida y las personas comienzan a ser más conscientes de que son responsables (y tienen el poder en sus manos) de impulsar los cambios que quieran ver reflejados en una sociedad que, hasta ahora, los tenía inmersos en una cruel rueda de capitalismo que parecía no tener fin. Con ello, el auge de la moda rápida o fast fashion, la cultura del consumo masivo e indiscriminado y -en consecuencia- el daño desmedido al medioambiente.
En el inmediato tanto las generaciones de millennials como la generación Z comienzan a ver que una de las formas más "rápidas" de aportar su granito de arena es "decidir qué productos deciden utilizar", a lo que las marcas están respondiendo mediante la creación de canales de comunicación más transparentes. Canales en los que además de resolverles sus inquietudes más profundas, son utilizados para mostrar el compromiso que tienen como marca ante las demandas sociales que sus clientes exigen. Ya no hay lugar para una firma que no se comprometa a velar por los derechos animales, que no se interese por los derechos de sus trabajadores e incluso que no persiga disminuir el impacto medioambiental, entre tantas otras premisas.
Frente a esta demanda de autenticidad -en particular de la generación Z- la compañía de pronóstico de tendencias WGSN asegura que se impulsará la adopción de redes sociales sin filtro.
Redes sociales sin filtro
En lo que resta del 2022, "se producirá un cambio hacia los 'feed sin filtro', ya que tanto los usuarios como los influencers ofrecerán representaciones más espontáneas y transparentes de sí mismos online.", aseguran desde la compañía de pronóstico de tendencias.
Esto llega luego de que en 2021 Noruega haga efectiva una ley en la que impedía que los influencers publiquen imágenes sin avisar que habían sido previamente retocadas. Una decisión en pos de terminar con la publicidad engañosa y los estándares de belleza que tantos problemas de autoestima ocasionan entre los usuarios de las redes y los contenidos publicitarios. En una palabra, contenido que genera expectativas irreales y casi imposibles de alcanzar.
Reino Unido, por su parte también ha decidido prohibir los filtros por ser considerados engañosos. La Advertising Standards Authority (ASA), quien controla la publicidad en dicho país, decidió limitar el uso de estos filtros solo a usuarios particulares, es decir, por diversión, restringiéndolos en el caso de influencers ya hagan patrocinio o no de productos, siempre y cuando la marca que muestran pueda sacar algún provecho de ello.
Según el Centro de Investigación de Género y Sexualidades de la Universidad de Londres, el 90% de las jóvenes decía usar filtros o editar sus fotos para verse diferentes, mientras que otra investigación descubrió que añadir filtros a las selfies de Instagram podía reflejarse en menos 'me gusta'. "Esto plantea preguntas sobre por qué estos filtros todavía están disponibles, por qué los jóvenes todavía los usan y cuál es la postura de las marcas y las plataformas en este dilema.", insisten desde WGSN.
Como contraparte, según el estudio realizado por la marca Dove, ‘Proyecto autoestima’, y en el que participaron 500 jóvenes españolas de entre 10 y 17 años, el 23% de las encuestadas “no se ven lo suficiente bien” si no editan sus fotos. Por otro lado, el 20% siente “decepción por no tener en la vida real el aspecto que tienen en sus fotos de internet”.
Dicho estudio también reflejó que el 69% de las mujeres intenta cambiar u ocultar al menos una parte de su cuerpo cuando se va a tomar una foto para sus redes sociales. En esa línea, el 63% reconoce que desearía estar más orgullosa de su cuerpo.
Ante lo anterior, puede concluirse que las redes sociales son un reflejo de cómo en la actualidad recibimos y generamos las imágenes: esperando la aprobación del otro. Sin embargo parece ser que los comportamientos en cuanto a buscar la validación constante, comenzaron a cambiar. O por lo menos nos vemos frente a un cambio social (y en la moda) en la que los usuarios querrán mostrarse tal cual son mientras que esperan lo mismo de los demás.
Time to be real
Actualmente, entre la generación más joven hay una app que está ganando adeptos: Be.Real. Se trata de una aplicación para compartir contenido con amigos y que sólo te da dos minutos para crear las fotos mientras que todos los contactos comparten el material creado a la vez.
Y sí, no permite que se retoquen las imágenes. Es una especie de TikTok "más real". La finalidad justamente es compartir "la vida real" pero de verdad y sólo se puede compartir imágenes cuando la app manda una alerta.
Cómo funciona la app pide que los jóvenes sean reales:
- No se puede compartir contenido cuando se desea, sólo cuando lo pide la app.
- Cada día la aplicación envía una notificación a los usuarios para que hagan una foto (con la cámara trasera y delantera de forma simultánea).
- Una vez recibida la notificación todos los usuarios tienen dos minutos para hacer su foto. Pasado ese tiempo la oportunidad se borra.
- La foto puede ir o no geolocalizada. Además, cada usuario tiene la opción de dejarla como privada (sólo pueden verla sus amigos) o como pública (entra en el denominado como Discover, una sección visible por cualquiera registrado en la app).
- Una vez subida la imagen todos los contactos de Be.Real. pueden ver lo que subieron sus amigos, también resulta posible comentarlo.
- Las fotos se borran cada día, una vez llega el turno de crear una nueva foto.
Marcas de moda más transparentes
El Índice de Transparencia de la Moda 2021, tras analizar 250 marcas y minoristas de moda a partir de su información pública sobre políticas, prácticas e impacto medioambiental y de derechos humanos en sus operaciones y cadenas de suministro; ha llegado a la conclusión de que "la moda no es del todo transparente". O no de la forma en la que podríamos desear.
Ninguna marca ha obtenido más del 80% de los 250 puntos posibles. La italiana OVS (78%), se sitúa primera en el ranking, precedida en el segundo lugar por la sueca H&M.
En el tramo de entre el 60% y el 70% están The North Face, Timberland, C&A, Vans y Gildan. Otras marcas bien posicionadas son Esprit, Benetton, Calvin Klein,Tommy Hilfiger, Van Heusen, Gucci, Converse, Nike, Ugg, Adidas o Reebook. Zara se coloca, con el 36%, por detrás de H&M (68%), Uniqlo (42%) y Primark (38%). Con la misma puntuación encontramos a Pull&Bear, Bershka, Massimo Dutti y Stradivarius. Más abajo se sitúan otras empresas españolas como El Corte Inglés (28%), Mango (26%), Desigual (21%) y Cortefiel (15%).
Si bien se ha recorrido un camino largo y arduo en el que el sector de la moda se empeña en ser más transparente, lo cierto es que el progreso está siendo lento en cuestiones como prácticas de compra, dignidad salarial, sobreproducción, uso de agua y emisiones de carbono en la cadena de suministro.
En general, las marcas son cada vez más abiertas a compartir su información sobre fabricantes, proveedores o instalaciones. Sin embargo, se muestran más reacias al revelar datos sobre qué hacen con sus excedentes de producción y el uso de plástico.
Según el informe, sólo el 32% dicen tener planes de recogida de ropa, pero solo el 22% revela qué sucede con esa ropa luego, lo que se traduce en que dicho excedente no se recicla.
El 36% también han publicado sus progresos en reducción del uso de plásticos en envases, pero solo el 18% informa sobre la utilización de textiles derivados de combustibles fósiles vírgenes. “El Índice de Transparencia de la Moda muestra signos alentadores de que se están logrando algunos avances en la transparencia, pero hay mucho más que las grandes marcas deben hacer en esta área”, aseguró Sarah Ditty, directora de política global de Fashion Revolution y autora del informe.
“Las marcas y minoristas más grandes del mundo revelan muy poco sobre sus esfuerzos para abordar temas importantes como malas prácticas de compra, salarios dignos, igualdad racial y de género, sobreproducción y desperdicio, uso de agua y emisiones de carbono en la cadena de suministro”, agregó.
Así mismo, solo el 1% de las principales marcas de la industria revelan cuantos de sus trabajadores reciben un salario digno y solo el 3% ha declarado cuantos de los trabajadores de su cadena de suministro fueron despedidos tras la pandemia de coronavirus. "Las marcas han seguido obteniendo beneficios durante la pandemia, mientras que los trabajadores de la confección han soportado los efectos devastadores de sus pedidos cancelados".
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