Wednesday 24 de April de 2024

SOCIEDAD | 14-09-2020 19:58

The Social Dilemma y un planteo esencial: cómo conectarnos sanamente con la tecnología

El flamante documental de Netflix, El dilema de las redes sociales, pone en el tapete la necesidad de alivianar la carga digital de nuestras vidas. Acá, varias ideas, consejos y testimonios que nos pueden ayudar a lograrlo.

Valeria García Testa
Valeria García Testa

Periodista.

Dirigido por Jeff Orlowski, el documental de Netflix El dilema de las redes sociales (o The Social Dilemma) hizo y está haciendo hablar a casi todos los usuarios y usuarias de las redes sociales sobre… las redes sociales.

Didáctico, compacto, crudo, y un poquitiín reiterativo, el documental se fortalece con los testimonios de gente del corazón de Silicon Valley que, tras largas experiencias en la industria digital, tiene hoy una visión crítica de la relevancia que esas redes y plataformas (sí, Netflix incluida) tienen hoy en nuestras vidas.

Sobre todo por lo que muchos de ellos identifican como sus “consecuencias naturales” (no un mero error de cálculo, sino su propósito en sí): adicciones digitales, proliferación de haters (odiadores) seriales, desinformación, depresión y varios flagelos más.

Consejos "simples" y cotidianos

Es súper interesante en ese sentido escuchar a gente como Tristan Harris, Justin Rosenstein, Renee DiResta, Aza Raskin, Anna Lembke o Jaron Lanier y este documental sin duda los pone en primer plano.

Pero es igualmente interesante, aunque en el film tiene un menor espacio, quedarse a escuchar los “consejos” que muchos de ellos brindan al final de la película (mientras los títulos bajan…).

A grandes rasgos, y pasando en limpio, podrían identificarse las siguientes ideas y conceptos para tratar de equilibrar una balanza muy peligrosa:

  • Desinstalar aplicaciones de los celulares (inclusive las de redes sociales). Si esto suena muy catastrófico, hacer al menos una limpieza de la mayoría de ellas.
  • Apagar las notificaciones. Concepto reiterado por todos,y con muchísimo énfasis.
  • Despegarse de las pantallas. En esta era, y en medio de esta pandemia, suena casi imposible, pero hay mucha gente que lo logra de manera constante. Un concepto que bien puede ayudar a ello es JOMO, que, simplificado, podría definirse como “la alegría de perderse de todo”. Su autora, Christina Crook, nos brindó una interesante entrevista hace muy poco.
  • Tratar de elegir lo que consumimos online. Puede parecer una pavada, pero no seguir todas las recomendaciones de los famoso “algoritmos” también puede ayudar en el camino a una sana autonomía.
  • ¡Verificar las fuentes! Algo fundamental en el rubro noticias, de todo tipo y color.
  • Buscar diferentes puntos de vista. No seguir, leer, buscar, solo a gente que a propia “concuerda” con nosotros.
  • No incentivar el uso de las redes en niños. Tampoco de Internet, algo que hoy suena de otra era (pre pandemia) pero que igual puede seguir siendo un horizonte deseado.
  • Dejar los dispositivos fuera de los cuartos a la noche. Una medida simple pero que en muchos casos puede ser muy efectiva, incluso para combatir el insomnio.
Dilema redes
Tristan Harris, ex Google y actual cabeza de la fundación Center for Humane Technology.

Bienestar Digital

Conocido también como “Digital Wellnes”, se está convirtiendo en un concepto central de esta nueva era. Por su importancia para identificar el problema, pero también por su capacidad de funcionar como brújula para crear usuarios conscientes de que el mando debe seguir estando en cada uno de ellos.

A mediados de 2018, Motorola hizo una encuesta entre sus usuarios en medio de una campaña sobre el uso responsable de los celulares y bajo la consigna de “¿Tu teléfono te pertenece o le pertenecés a tu teléfono?”. Así detectó que en Argentina el 49.33% oscila entre la dependencia y el enamoramiento de su teléfono móvil, que el 54% revisa su celular antes de levantarse de la cama y que el 65% lo lleva consigo hasta cuando va al baño.

Laura Jurkowski, Directora de reconectarse –Centro de adicciones a Internet, videojuegos y el uso de la tecnología- y autora de Efecto pantalla ¿Cómo lograr el equilibrio digital? (Ediciones Lea), explica que si bien la tecnología llegó para quedarse y resuelve una enorme cantidad de cuestiones, hay que cuidarse de no acabar siendo succionados por ella.

“El multitasking no existe, una vez que nos desconectamos de la actividad que estamos haciendo para ver una pantalla, nos dispersamos y terminamos perdiendo el tiempo que creemos ganar por otro lado”, asegura. El bienestar digital, define, es el uso de pantallas en su justa medida, para que sean un medio y no un fin en sí mismo.

Javier Lombardi, Mentor Educativo de Argentina Cibersegura recuerda que con cada desarrollo tecnológico significativo de la historia, se pasa por un proceso de adopción y adaptación, tanto personal como cultural, en el cual se aprende a manejar y aplicar el nuevo adelanto.

“En esta era, estos dos estadios se están dando asincrónicamente; el ritmo de desarrollo tecnológico está avasallando nuestra capacidad de adaptación y por esto es que surge el debate sobre bienestar digital”, afirma.

 

Manos en acción

A nivel global, se consumen mil millones de horas de YouTube cada día y ocho productos de Google -YouTube, Maps, Play, Gmail, Drive, Android, Fotos y Chrome- son usados cada mes por más de mil millones de usuarios.

Jurkosvski asegura que hay que ponerse límites claros y que toda persona (hasta las más ocupada) debe tener ratos libres del uso del celular. “Una estrategia es determinar momentos en los que chequear el mail o las redes. Otra sugerencia es observar si sirve más poner o sacar las alertas de notificación, porque a algunos les funciona mejor eliminarlas y otros dicen que si no las activan, están todavía más pendientes; cada quien debe ver qué le conviene”, explica.

Florencia Sabatini, Gerente de Comunicaciones para Google Argentina y Cono Sur, dice: “En Google tenemos un blog oficial que reúne todo lo que hacemos en materia de Bienestar Digital y donde los usuarios pueden aprender sobre las formas en que Google puede ayudarlos a comprender sus hábitos tecnológicos, concentrarse en lo que más les importa, desconectarse según sea necesario y ayudar a su familia a disfrutar lo mejor de la tecnología”.

Desde octubre pasado, hay una plataforma de código abierto de Experimentos de Bienestar Digital (/) que contiene ideas y herramientas que ayudan a las personas a encontrar un mejor equilibrio con la tecnología.

“Tener control sobre nuestros hábitos tecnológicos permite estar más implicados, concentrados y productivos. Ejercitar la habilidad de desconectarnos, para estar en contacto con nuestro cuerpo y emociones, disminuye la ansiedad y el estrés”, asegura Lombardi.

Dilema redes
El actor Skyler Gisondo y la personificación de una locura cada vez más habitual.

A conciencia

En Argentina Cibersegura apuntan que el Bienestar Digital incluye también la forma de relacionase con la tecnología, cómo se piensa, se mueve, se descansa y se compra.

“Es el modo en que nos comunicamos, formamos comunidades, las hacemos crecer y profundizamos nuestros vínculos; cómo aprendemos, construimos conocimiento y protegemos a nuestro entorno. Por eso, no deberíamos caer en la simplificación y énfasis que las empresas hacen al respecto de “Tiempo de Uso” y “Contenido visualizado”, ya que el bienestar digital lo excede ampliamente”, dice Lombardi.

Laura Jurkosvski atiende cada vez más casos de ansiedad producto de las redes sociales y de buscar la aprobación. “Están muy pendientes de lo que pueden publicar, de los likes que reciben y del chequeo de las redes de los otros. Esto genera lo que se conoce como FOMO (Fear of Missing Out, en inglés), o sea, el miedo a perderse de algo. Al ver lo que los otros publican (que siempre es un recorte positivo de la vida), empieza la comparación, la sensación de que la vida ajena es ideal y la insatisfacción con la propia”, explica

Desde Google aseguran que abordan cuatro áreas clave para lograr el bienestar digital:

Crear una mayor conciencia del uso diario de la tecnología, limitar las distracciones para permitir enfocarse en lo que más importa (con funciones como “No Molestar” o “Modo Foco”), facilitar el apagado (con funciones como “Wind Down” o la “Rutina para dormir”) y ayudar a la familias a encontrar su propio equilibrio con la tecnología (“Family Link”).

“Si bien siempre fue un tema importante para Google, específicamente en 2018, en la conferencia anual que realiza para sus desarrolladores, nuestro CEO Sundar Pichai anunció públicamente el compromiso con el Bienestar Digital de los usuarios, lanzando las primeras herramientas. De ahí en adelante, continuamos trabajando y presentando nuevas funciones y características que ayudan a administrar mejor las vidas digitales y a desarrollar hábitos tecnológicos saludables. Esto implica empoderar a las personas para que experimenten lo mejor de la tecnología sin las distracciones que pueden dificultar el disfrute de esos beneficios”, explica Sabatini.

 

Pequeños gigantes

Según la encuesta de Motorola, el 50% de los chicos argentinos de entre 10 y 19 años tienen el celular en su mano la mitad del día.

Con Family Link, la aplicación de control parental de Google disponible en los dispositivos con la última versión Android, los padres pueden controlar de forma remota los dispositivos. “Buscamos darles el poder para que logren configurar el tiempo que sus hijos pasan frente a la pantalla, establecer el tiempo límite para aplicaciones específicas o limitar el acceso a determinado contenido”, comenta Sabatini.

Laura Jurkosvski subraya que los adultos deben tomar consciencia de que son modelo y que siempre es más efectivo hacer que solo decir:

“En una familia tienen que existir momentos de juegos, de charlas y de paseo sin los aparatos de por medio”, apunta. En los clubes, por ejemplo, vienen disminuyendo las camadas infantiles deportivas porque los chicos prefieren quedarse jugando a la PlayStation.

Hay una alarma mayor: sus padres son gamers entonces, ¿cómo los hijos van a estar motivados para poner el cuerpo en la cancha? “Hay que enseñarles que existen otras instancias de juego, distracción, lectura y comunicación; y los adultos somos los responsables de generarles esas alternativas”, asegura la psicóloga.

Para Lombardi, la solución no vendrá de la mano de una app o legislación a nivel nacional: “Es una problemática que nos afecta a todas las personas, de todas las edades y como adultos debemos evitar corrernos del espacio de educadores, acompañantes y guía de los más pequeños; procurando ser ejemplo de uso saludable y reflexivo de la tecnología”, dice e introduce un término que puede ser un faro: “Tiempo bien invertido”.

Desde ese tamiz conviene repensar los hábitos a partir de preguntas como: ¿En qué invierto el tiempo on-line? ¿Cómo me hace sentir? ¿Suma algo valioso a mi vida? ¿Qué me gustaría cambiar de mis vínculos e interacciones digitales? ¿Qué hábitos quiero dejar fuera y qué aspectos me resultan frustrantes de la tecnología?

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