Julieta Saulo es psicóloga social, puericultora, fundadora de Las Casildas, coordinadora del Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO) y creadora de la página de Instagram Puerperio ATR. En esta nota y aprovechando el contexto otorgado por la Semana Mundial de la Lactancia Materna responde sobre el deseo, los mandatos y la importancia de que se generen de manera urgente políticas públicas que contengan a las mujeres que quieran dar o no la teta.
¿Consideras que hay un cambio respecto a las primeras posturas del feminismo sobre dar la teta y ahora con el hincapié puesto en el deseo?
Si pensamos lo que implicaba para el feminismo, por ejemplo el de los 60, 70, todo lo que tenía que ver con la maternidad entendemos que eso era sinónimo de estar recluidas en la cocina de nuestros hogares. Hay una avanzada con respecto a repensar las maternidades y las lactancias desde otro lugar aunque cuesta un montón. Son cuestiones que quizá quedan de manifiesto en la Semana de la Lactancia Materna respecto a que dar la teta es un mandato. Y si una analiza por ejemplo los lemas de la semana de la lactancia, por ejemplo el de ahora tiene que ver con la alimentación sustentable y demás. Entonces muchas mujeres lo que plantean es que ahora también a las mujeres se nos culpan por la contaminación en el planeta.
Me parece importante repensar todo lo que se comunica en relación a estas temáticas justamente porque depende de la lectura que una haga puede llegar a verlo como que en realidad se están bajando comunicaciones en relación al mandato. De hecho, hace unos años Unicef hablaba de que dar la teta era dar lo mejor de vos, entonces qué pasa si de repente una elige no dar la teta. Hay que repensar que aunque la leche es lo mejor que le puede pasar a una criatura, porque la persona que te diga que dar la teta y dar la mamadera es lo mismo te está mintiendo, la lactancia materna puede no ser algo elegido por una mujer.
Y eso no es que te hace buena o mala madre, eso te hace una madre real. Y creo que esa es la veta por la cual parte del feminismo, no todo, está tomando esta temática. La maternidad, la lactancia y demás, abordada no desde la negación sino como un espacio donde podamos reivindicar cuestiones individuales y colectivas. Creo que, al menos desde el 2011, el año en el que yo comencé a involucrarme en estas temáticas, ha habido un cambio. Aunque falta un montón. Pero básicamente se ve en esto de construir maternidades y lactancias desde el deseo y no desde el mandato. Entendiendo que esos deseos emergen de un determinado tejido social.
En un informe mencionas que el hecho de dar la teta es un acto revolucionario porque se relaciona con la soberanía alimentaria, ¿De qué manera se podrían plantear esquemas similares para aquellas personas que decidan no dar la teta?
Básicamente creo que la cuestión principal o el eje transversal tiene que ver con la soberanía que podemos ejercer nosotras mismas para elegir qué es lo que deseamos y tenemos ganas de hacer, teniendo en cuenta que no todas las personas puede elegir. Y eso es real y tiene que ver con la sociedad que hemos construido y en la cual estamos insertas.
Lo que atraviesa a la maternidad como decisiones emancipadoras, libertarías y demás tiene que ver con esto de poder conectar con el deseo y con las posibilidades reales que tenemos de llevarlo adelante con todo lo que eso implica. Teniendo en cuenta que los deseos no emergen por combustión espontánea. Sino que la sociedad es caldero de esos deseos. El tejido social y los mandatos también se cuelan ahí. Por eso para atravesar la maternidad, creo que una de las cuestiones fundamentales es poder compartir con otras mujeres que estén en la misma situación como para poder hacer de espejos y acompañarnos. Además de comprobar en primera persona de que juntas es mejor, independientemente de lo que decidamos.
Más allá de no desearlo, ¿cuáles son las dificultades que atraviesa una mujer que desea amamantar pero no están las condiciones para que pueda hacerlo?
A mi me gusta hablar de estos temas como la maternidad o el parto, etcétera, a niveles contextuales, porque sino el resultado pareciera que recae sobre nosotras. "Ella no puede dar la teta o ella se preparó para un parto vaginal y terminó con una cesárea. Como si las mujeres estaríamos escindidas de la sociedad y la realidad en la cual vivimos. Tengamos en cuenta que en la actualidad y sobretodo las mujeres que vivimos en las grandes urbes no tenemos un sostén a nivel vincular porque el resto de las mujeres, que en la antigüedad era quienes conformaban una tribu de cuidado también están insertas dentro del mercado laboral. Entonces el rol de la mujer cambió absolutamente y estamos en esta disyuntiva entre el sostén de las tareas domésticas y la avanzada que estamos haciendo en el espacio público, donde salimos a disputar poder.
Por lo tanto hay un montón de cuestiones que han quedado en el estereotipo de mujer recluida en el ámbito doméstico. Por otro lado, hay un montón de cuestiones relacionadas a las leyes, las políticas públicas y a la falta de diseño e implementación a nivel territorial de ellas. Y con eso me refiero a políticas que tengan incidencia en el territorio y en la cotidianidad, no folletos repartidos en las instituciones y posters pegados en las paredes de un hospital.
Me refiero a políticas que nos modifiquen la vida y que amplíen los derechos que tenemos a la hora de gestar, parir y amamantar. Por lo tanto una de las grandes causas, más allá de que haya o no deseo de dar la teta, el gran motor por el cual muchas mujeres que desean dar la teta y no pueden, es por la falta de sostén. No solo a nivel individual sino también colectivo.
Un caso concreto tiene que ver con las licencias maparentales. En Argentina salvo que tengas un convenio de trabajo superador, a los 45 días de nacido tu hija o hijo volvés al trabajo. Eso es si no estas precarizada. Ósea que al mes y medio de nacido tu hijo o hija regresas a producir dinero adentro del lugar en el cual trabajas. En simultáneo están con los planteos de la OMS o Unicef que te dicen se recomienda sostener la lactancia hasta los seis meses como forma exclusiva de alimentación y hasta los 2 años o más. Entonces, cómo hacemos en esta disyuntiva.
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