La empresaria Juliana Awada eligió el silencio y la imagen como forma de homenaje al Papa Francisco. En sus historias de Instagram, publicó una foto en la que aparece junto a su esposo, el expresidente Mauricio Macri, y sus hijas Antonia y Valentina, en un encuentro con el papa Francisco durante su visita oficial al Vaticano en febrero de 2016. La postal, acompañada únicamente por tres corazones blancos, refleja el tono sobrio y emotivo con el que decidió recordar al pontífice argentino tras conocerse la noticia de su muerte.

El encuentro fue uno de los momentos más esperados de aquella gira internacional, marcada por una relación entre ambos que había sido leída con lupa por la opinión pública. Sin embargo, la imagen captada aquel día mostró cercanía y calidez: el Papa sonriente, la pequeña Antonia abrazada a su sotana blanca, y toda la familia posando con respeto en el escenario solemne del Vaticano.

Francisco, quien desde el inicio de su pontificado promovió una Iglesia más austera, humana y cercana a los pueblos de América Latina, había sido una figura referencial para millones, incluso más allá de lo religioso. En ese marco, el gesto de Awada —una mujer siempre cuidadosa con sus expresiones públicas— no pasó desapercibido: en tiempos de despedida, eligió recordar con afecto y discreción a quien supo representar, para muchos, la voz de la espiritualidad y la justicia social.
at redacción Marie Claire
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