Friday 6 de December de 2024

SEXUALIDAD Y VíNCULOS | 29-03-2022 07:53

Fetiches sexuales: estos son los preferidos a la hora del sexo en Argentina

Para cada necesidad existe alguna práctica para satisfacerla. En esta nota te contamos las preferencias del 60 por ciento de las personas.

El sexo siempre fue tabú, a tal punto de que los fetiches se empezaron a ver como algo “raro” y sólo ligados a algunas personas. Trasladando este fenómeno a la Argentina, Gleeden (web líder en el mundo de encuentros extraconyugales pensada por y para mujeres) realizó una encuesta en donde el 60 por ciento de los argentinos afirma haber tenido algún tipo de fetiche tales como el BDSM, la podolatria, el voyeurismo, el exhibicionismo, el sadomasoquismo y el cuckolding.

Dentro de los resultados, los más llamativos fueron el voyeurismo y la dominación. La dominación es una práctica dentro del BDSM que implica una exploración de roles entre las partes y el dominio de una persona sobre otra en un contexto sexual o genérico. El voyeurismo, por otro lado, consiste en observar a otra persona, o grupo de personas, mantener relaciones sexuales entre ellos sin participar de la actividad.

El 43 por ciento de las personas dijo que estaría de acuerdo en mantener relaciones sexuales con una persona mientras una tercera observa, el 30 por ciento afirma que no lo haría en una primera instancia pero que lo probaría si se diera la posibilidad, mientras que el 27 por ciento directamente afirma que no le genera excitación esa práctica en particular.

Asimismo, al ser preguntados sobre sus fetiches preferidos, los usuarios respondieron: dominación (38 por ciento), voyeurismo (31 por ciento), exhibicionismo (18 por ciento), podolatria (7 por ciento), sadomasoquismo (4 por ciento), cuckolding (2 por ciento).

 

Cuckolding, la tendencia entre infieles y parejas abiertas

 

En los últimos años se abrió el diálogo para hablar sobre el “poliamor” y cómo esto podría ayudar a mantener viva una pareja. Frente a esta idea surgió una práctica que responde a las necesidades de los infieles y parejas abiertas: el cuckolding. Esta tendencia consiste en tener relaciones con terceros y contar la experiencia a la pareja con detalles.          

El 88 por ciento de los encuestados establece que, siendo consentido, el cuckolding no es una práctica considerada como traición, ya que forma parte de los códigos entre una pareja y cuenta con el visto bueno de ambas partes.

En el cuckolding, el centro de la fantasía se encuentra en el relato más que en la infidelidad en sí y es condición indispensable para su desarrollo que exista un consentimiento claro entre las parejas, con reglas claras con lo permitido y no permitido. Además, es indispensable que de esta práctica no surjan celos, recriminaciones o cualquier tipo de reclamo.

La psicóloga y sexóloga Patricia Safadi analizó el fenómeno: “Afortunadamente las fantasías sexuales van ganando terreno como antídoto super eficaz para la desmotivación o el aburrimiento sexual y muchas parejas las hacen realidad en sus juegos eróticos.

Generar dinámicas distintas en el encuentro sexual suele activar sensaciones inesperadas, por ejemplo: al percibir a la pareja siendo deseada por otro, al entregarse sumisamente para satisfacer un morbo o al ser testigo silencioso de la intimidad erótica de la pareja.

Es que las fantasías más excitantes no suelen ser "cuentitos románticos", son escenas jugadas, de tensión, incertidumbre, adrenalina. ¿Hasta dónde se quiere llegar? Para saberlo hay que ir de menos a más, es decir, primero jugarlo desde la fantasía, la imaginación, desde el ¿cómo sería si… ? y así explorar las sensaciones que nos irán revelando si es hasta acá, o hay deseo de más…

El erotismo es irracional y la mayoría de las veces es difícil explicar por qué tal fantasía o tal juego erótico nos excita. Incluso las ocurrencias lúdicas más excitantes pueden ser opuestas o muy diferentes a nuestro modo de ser en la vida real: ‘¿Por qué yo que soy totalmente independiente y de carácter fuerte en todas las otras áreas de mi vida, sexualmente me excito en juegos de sumisión?’, se preguntaba una paciente. Y si eso es eficaz para encender el deseo y la excitación, ¿Por qué no jugar?

El límite es el daño, de ningún tipo, ni a uno mismo, ni al otro. Por lo demás, entre adultos con consentimiento, las posibilidades de juego son infinitas”.

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