Adicción al sexo, cuando la búsqueda de placer se convierte en un problema 

Distintos especialistas afirman que la adicción al sexo se trata de una conducta de no control sobre el comportamiento sexual, que provoca dependencia y abstinencia. La frecuencia de la actividad sexual se incrementa progresivamente hasta alcanzar el nivel de fantasías, la utilización compulsiva de diversos medios, el comportamiento sexual abierto, no discriminado y compulsivo, con conductas sexuales múltiples y breves. 

La adicción al sexo no necesariamente está vinculado a la necesidad de estar con otra persona, ya que sucede lo mismo con la masturbación. En el momento en que una conducta placentera como es el sexo pasa a vivirse como una necesidad imperiosa y a convertirse en un comportamiento inevitable, puede llegar a deteriorar las relaciones familiares, afectivas, sociales, económicas o laborales. 

Lindsay Lohan, Britney Spears, Jada Pinkett Smith y Ozzy Osbourne, son algunas de las celebridades que manifestaron ser adictas al sexo. Este tipo de adicción también es conocida como Trastorno Compulsivo Sexual, un término más amplio que incluye los casos en que no existe abstinencia, pero sí los elementos propios de la conducta adictiva. 

“Cualquier actividad que se vuelve imprescindible, y no porque cumpla los aspectos vitales en la vida de una persona sino porque empieza a ocupar un lugar preponderante en la mente, es motivo de preocupación” explicó el psicólogo Alejandro Schujman a TN; y agregó: “Hay tres elementos que marcan un compromiso adictivo con una sustancia o actividad que son compulsión, tolerancia y abstinencia. Cuando el sexo empieza a dominar el escenario y la vida de una persona, es un problema, ya que interfiere en el normal desarrollo del resto de las actividades y se centra en el plano de los pensamientos obsesivos y compulsivos”. 

Otras características de este tipo de adicción son: los pensamientos frecuentes y recurrentes sobre el sexo a lo largo del día o varios días a la semana; la “urgencia” en realizar la conducta sin que necesariamente se lleve a cabo; las conductas sexuales explícitas; la tolerancia progresiva como necesidad de incrementar la intensidad o frecuencia de la conducta sexual, disminuyendo progresivamente el tiempo entre conductas; la negación del problema y autoengaño; y la falacia de control, con constantes intentos fallidos. 

Son muchos los adictos al sexo que intentan evadir sus problemas, tapando un sentimiento de baja autoestima y angustia. En estos casos el sexo deja de ser placentero para pasar a ser un sufrimiento que se genera en la persona que padece una adicción por el placer. Si bien no existe una regla exacta y precisa que determine con qué frecuencia se deben mantener relaciones sexuales, la adicción al sexo se convierte en un problema cuando la persona deja de hacer ciertas cosas, con tal de utilizar todo su tiempo posible manteniendo relaciones sexuales. 

La psicoterapia y los grupos de autoayuda son algunos de los tratamientos que los expertos recomiendan en los casos de conducta sexual compulsiva. Gracias a estos se busca ayudar a controlar los impulsos y a reducir los excesos en la conducta, mientras se mantienen relaciones sexuales saludables.

 

at. Redacción Marie Claire