Qué podemos esperar de la segunda temporada de la serie de Luis Miguel

La imagen que más se ha viralizado sobre esta segunda temporada de Luis Miguel. La serie (Netflix) un poco que resume todo: Luismi en el centro, bajo un reflector rabioso y haciéndole frente, micrófono en mano, a una agotadora soledad.

Sí, ese es un poco el foco de esta esperadísima nueva temporada, que, digámoslo de una vez, tiene sobradísimos motivos para no decepcionar (más bien todo lo contrario) a sus miles de seguidores de todo el mundo. Su estreno, con episodio doble, será mañana, domingo 18, a las 21.

Dos líneas de tiempo esenciales

Es que la pregunta estaba latente, ¿cómo seguir después de esa temporada inicial, donde se condesó a la perfección el drama “padre e hijo” (y una madre que no aparece)? ¿Es en verdad la vida de Luismi (hermético como nadie) tan interesante como para "emanciparse" de esa figura paterna, incluso ahora, en este formato biopic?

Y es realmente muy interesante ir viendo y descubriendo cómo hicieron las mentes creativas y autorales de ese segundo ciclo para responder ese interrogante con un sí.

Lo mejor, una vez más, es evitar los spoilers, mirarla sin revisar demasiado el archivo (Google) y dejarse llevar por una historia que se manejará en principio con dos líneas de tiempo, los primeros años 90 (¡el disco Aries!) y toda la conflictuada (¿y decadente?) mitad de los 2000.

Hubiese sido ideal que, por su propio formato, esta vez Netflix dejara de lado el sistema de estreno semanal de episodios porque la propia estructura de la serie (y esto que decíamos de evitar la tentación Google, entre otras cosas) casi que pide a gritos el maratoneo. Pero es de imaginar que resulta mucho más redituable para todos estirar durante al menos dos meses (son 8 episodios) el hype Luismi.

Algunos pequeños apuntes al margen: lo de Diego Boneta es realmente un logradísimo in crescendo actoral, ya que ahora tiene entre manos la etapa más dramática, errática (imposible olvidar esa “entrevista” con Marina Vollman en Video Match) y compleja de Luismi y es ahí donde cada gesto, palabra y silencio vale el doble.

Y también cada nota, terreno donde el actor mexicano está más que dispuesto a fortalecerse, interpretando los mismos himnos que hicieron de Luis Miguel una estrella global.

En esta nueva temporada, los actores que lo acompañan (sigue siendo una historia bien masculina en ese sentido) ayudan y mucho.

No sólo “nuestro" César Bordón (haciendo de su fiel manager Hugo López), sino las nuevas incorporaciones, el también argentino Juan Ignacio Cané (un asistente algo “ventajero”), el español Fernando Guallar (su amigo y nuevo representante) y el mexicano Pablo Cruz Guerrero (como el aspirante a nuevo manager, Patricio Robles).

Alrededor de ese trío se condensarán muchos conflictos, propios de una verdadera era bisagra para el Sol de México. En fin, parafraseando a otro “personaje” de aquellos años ’90, sigan a Luismi, no los va a defraudar…

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