Carolina Unrein no le teme a las palabras, descubrió el poder que anida en el lenguaje leyendo a Susy Shock, sintió que su poética se hacía carne, identidad, cuerpo, voz.
Por aquel entonces Caro era una adolescente que transicionaba en un pueblo con nombre de piedra preciosa, de esos donde los silencios duelen más que una trompada. En Diamante tuvo la compañía incondicional de sus padres, quiso ser una diva montada, estupenda, inalcanzable hasta que descubrió el raro modo en que la actuación y la literatura tejen la misma trama. Sus libros Pendeja y Fatal son los diarios de una generación. El presente la encuentra con una nueva novela, El Viaje Real, donde se sumerge de lleno en la ficción. Protagonizó Azul y la Navidad, la bella obra de Lorena Romanin y está a punto de estrenar una serie llamada Magnicidios junto a Lorena Vega y Martín Rechimuzzi en la TV Pública, donde encarna a una adolescente hétero cis embarazada, mientras graba sin parar su salto al mainstream. Será una de las protagonistas de Buenos Chicos, la nueva tira de Pol-ka en la que será M. un personaje que disparará la acción hacia lugares impensados.
Carolina Unrein, alias Carolina Miró Glorieta Milán, ama de la house, devota de Cris Miró, maga del voguing, lectora voraz de Elizabeth Duval, frágil, fuerte, temeraria, pendeja, purpurina, fatal, frontal en esta charla.
“Creo que no le estamos dando atención y la urgencia a la sustentabilidad. Quiero creer que la gran mayoría reconocemos que es un asunto crítico pero nadie sabe muy bien qué hacer”.
-¿Qué fue primero la literatura o la actuación?
-La actuación. Antes de eso cuando era chica quería ser científica, me gustaba mucho estudiar, me interesaba la astronomía, los cuerpos celestes, para mí la cualidad más importante que podía tener era ser la que sabía todo. Con el tiempo eso fue mutando. Después fantaseaba con convertirme diseñadora de moda pero a los 8 o 9 años fui al teatro y empecé a enamorarme de la actuación y a soñar con esto que me está sucediendo ahora.
-Decís que en algún momento pensaste en ser diseñadora de indumentaria. La industria de la moda tiene en agenda como una cuestión central el tema de la sustentabilidad. Algunos dicen que es una quimera, otros que hay acciones honestas. ¿Que pensás al respecto?
-Siento que por un lado dentro de lo que son las marcas y sus lógicas capitalistas hay un montón de este greenwashing del que se habla, intentos de vender productos que juran en vano ser amigables con el medioambiente y están hechos con botellas plásticas no reciclables. Creo que no le estamos dando la atención y la urgencia que el tema se merece, es un problema a nivel mundial. Quiero creer que la gran mayoría reconocemos que es un asunto crítico pero nadie sabe muy bien qué hacer.
-La imposibilidad de llegar a acuerdos justamente es algo que se ve mucho en las redes, donde interactuamos solo con pares, cada vez es más cerrado al diálogo. En la era de las colaboraciones, ¿hay un día y vuelta con el otro o no es tan así?
-Particularmente los que crecimos con computadoras en nuestras manos, con acceso a Internet y con un ingreso a las redes sociales desde muy chicos, nos relacionamos con un grupo cerrado de personas con el que compartimos opinión. Siento que algo que le pasa mucho a la gente de mi edad es la intolerancia al que piensa distinto, todo el fenómeno de la cancelación y también de los escraches tiene que ver con eso. Intentar de algún modo eliminar a personas completamente porque hacen algo con lo que no estamos de acuerdo. Me pasa muchas veces sentir que si expreso mi opinión, en ciertos contextos soy una pesada por lo cual tengo que amoldarme.
Al principio me molestaba muchísimo la imposibilidad de decir que no coincido con todos en todas partes, después empecé a entender que quizás hay momentos y lugares para manifestar ciertas cosas, creo que es algo de lo que tenemos que aprender y superar. Cuando dicen que somos una generación de cristal obviamente me parece loco (ríe), pero somos muy incapaces de poder enfrentarnos al conflicto, lo tachamos, escapamos de él. Y lo digo como alguien que lo ha sufrido. Nos debemos hablar con esa persona que no nos cae bien, tener una conversación y expresarnos con fundamentos. Reconozco que no es fácil.
“La mayor razón por la quiero estar en los medios y acceder al mainstream es para ayudar a generar un cambio. Trabajar para sanar colectivamente a una comunidad que hasta hoy en día tiene una expectativa de 35 años es la tarea”.
-En las redes hay cantidad de gente que desarrolla contenido para alimentar el algoritmo. ¿Por qué decidiste escribir libros de verdad, que puedan tocarse, con tapas y hojas?
-(Ríe) Siempre fue algo que me salió naturalmente y con lo que renegué mucho tiempo. Desde chica tuve mucha facilidad con el lenguaje, aprendí a leer y a escribir desde muy pequeña, simplemente me salía sin tener que esforzarme. Entonces cuando conocí a Susy Shock, genia absoluta, la leí, la escuché y me reconocí en muchas de sus palabras y de su obra, me di cuenta que la escritura era un gran medio para expresar necesidades, deseos, urgencias, emociones, cosas que a mí me pasaban y que no veía representadas en casi ningún lado.
Realmente lo de Susy fue muy mágico, sentí que era la primera vez que leía algo tan cercano a mí. Porque te podés identificar con muchas cosas, siento que eso a las personas heterocis les pasa siempre, pero a mí como adolescente transicionando en un pueblo, leerla a ella fue sentir que cada palabra suya tenía que ver conmigo.
¿Por dónde decidiste empezar en la literatura?
-Escribiendo poemas a los 15. Lo disfrutaba mucho, era muy lindo usar las palabras para de forma bonita contar cosas que podían ser lindas y a veces no tanto. Así hice mi primer fanzine que se movió un poco, después llegó la propuesta de hacer Pendeja. Todos me decían que tenía que ser escritora y la verdad que no me gustaba mucho esa idea, yo quería ser actriz, interpretar personajes, contar cosas con mi cuerpo. También me llamaba mucho la atención el glamour, todo eso que tiene la actuación y lo que representa para las feminidades, esa cosa glamorosa de la diva que tenía como un ideal. Esa fantasía se peleaba con el mundo de la escritora que era muy anónimo, muy soso, muy interno y solitario. Siento que son dos disciplinas del arte re distintas pero con el tiempo me fui amigando con esa aparente contradicción.
“Me di cuenta que la escritura era un gran medio para expresar necesidades, deseos, urgencias, emociones, cosas que a mí me pasaban y que no veía representadas en
casi ningún lado”.
-La representación trans travesti ha sido escasa y muy vapuleada en los medios de comunicación. ¿Existe una especie de imperativo para hacerle justicia desde un lugar genuino fuera del transwashing o toda representación sirve?
-Ayer justamente estaba a leyendo a una compañera que hablaba del pinkwashing y del transwashing, decía que hay ciertas cosas que atrasan porque a las personas del colectivo no nos representan y la gente hétero le rompe los huevos. No sé si estoy tan de acuerdo con eso, creo que algunas representaciones sirven para distintas cosas, porque cualquier persona trans que esté en los medios de la forma que sea hace una diferencia, incluso si es una persona trans de derecha, súper conservadora.
Quizás es polémico lo que estoy diciendo, pero lo que me motiva a hacer lo que hago con mi identidad de género es dejar en claro que soy un ser humano como el resto, me costó entenderlo pero las personas que están en las antípodas también son seres humanos. Algunas compañeras tienen la necesidad de que en los medios solo estén las inteligentes, las que parecen más capaces, las que pueden hablar de los grandes temas con los acuerdan, me parece re dañino y limitante para el colectivo. En lo personal, con los años me di cuenta de que la mayor razón por la quiero estar en los medios y acceder al mainstream es para ayudar a generar un cambio. Trabajar para sanar colectivamente a una comunidad que hasta hoy en día tiene una expectativa de 35 años es la tarea, sino no estoy haciendo bien mi trabajo. Las personas trans defendemos nuestra verdad, nadie va a decirme quien soy, yo sé quién soy. Aunque esa verdad moleste, vivo mi vida libremente y que vivamos nuestra verdad es el problema que algunos tienen con la comunidad trans.
Fotos: Natasha Ygel.
Estilismo: Facu Bettencourt.
Direccion De Arte: Victoria Fraidenraij.
at Marcela Soberano
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