Julieta Zylberberg: "Estamos defendiendo nuestro cine y la educación pública"

Si esto fuera un crucigrama, las palabras claves serían: actriz, coraje, temeraria, Puan, La Niña Santa, Relatos Salvajes, El Jardín de Bronce, Tangalanga, El Rapto, Lerman, Szifron, Lucrecia, Wino, María Alché, todos. ¿Un pendiente que se le dará? Trabajar en una película dirigida por su pareja, Agustín Toscano. Mujer, 20 letras: Julieta Zylberberg. No hay otra intérprete de su generación que haya trabajado junto a Rita Cortese, Joaquín Furriel, Mercedes Morán, Rodrigo de la Serna, Leo Sbaraglia o Martín Piroyansky y quede clavada tan fuerte en nuestra memoria.

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Por estos días conmueve al público del Multiteatro con Prima Facie, donde encarna a una abogada que defiende a acusados de abuso sexual hasta que le toca sentarse en la silla de la víctima. No importa si está actuando, marchando, amando o dando esta entrevista, su entrega es total.

-La obra trata sobre un caso de abuso sexual y cuando se tocan esos temas algunas personas dicen: “uy, ¿otra vez con eso!”. ¿Comentarios así prueban que hay que insistir con el tema?

-Evidentemente, hay temáticas que sentimos aprendidas, pero no, seguimos necesitando hablarlas, que sean nombradas. Esa es la función del arte y me enorgullece como hace mella en la gente, salen conmovidos y ahí siento que es una misión cumplida. Aunque algunos piensen que son temas que “ya están”, no están para nada. Y además en los entornos hay pequeñas complicidades permanentes, piensan “si está tapado mejor” ¡y me da un odio eso!

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-¿No se habla por miedo?

-Porque ya ves lo que es, ¿no? Los tiempos eternos que duran estas cuestiones cuando decidís denunciarlas, lo que se expone a la víctima y no al victimario. Las explicaciones que tiene que dar la persona violentada. Eso es algo que muestra Prima facie, cómo se mortifica a la víctima, vos fijate cómo hacen que cuente y recuente eternamente un abuso. Me pasó de hablar con personas que me relatan hechos que les ocurrieron y que aún no son conocidos por su propia familia. Hay que saber, hablarlo, decir…

“Los conservadores y retrógados odian cada avance, cada derecho ganado. Son unos densos, ¡viví y dejá vivir! Ahora proponen revocar la Ley de Aborto, ¡son imbéciles! Ojalá piensen en las cosas de las que realmente tienen que ocuparse”.

-Algo interesante es que tu personaje se escuda en los recovecos de la ley hasta que queda presa de ese sistema. ¿Aún hoy está presente lo de “esposa, madre y santa” para ser considerada una víctima valedera?

-Eso es lo que más me gusta del personaje, que la víctima no es pura, buena, libre de toda maldad, es humana. Tiene su zona bien polémica y está bien porque estoy harta de ese concepto tan machista de “Vamos a defenderte y sufriremos por vos si fuiste buena”. No, fui alguien complejo, también pasó esto y merezco justicia. Esos prejuicios siguen estando muy presentes, los últimos quince años se modificaron muchas cosas pero en la historia los cambios de paradigma no se dan de un día para otro, tienen avances y retrocesos constantes. Nuestro país es un claro ejemplo, ahora es un momento terrible, donde alguna gente se cree avalada para decir cualquier cosa. Comentarios que hace un par de años parecían imposibles, hoy son dichos públicamente como si nada.

Julieta Zylberberg: "Estamos defendiendo nuestro cine y la educación pública"

-Muchos festejaron el cierre del Ministerio de la Mujer, por ejemplo. ¿Por qué hay esta especie de efecto rebote con el tema de las mujeres?

-Es deprimente. Uno se maneja en círculos de personas afines pero a esa gente que aboga por lo contrario, ¡le da una bronca! Los conservadores y retrógados odian cada avance, cada derecho ganado. Son unos densos, ¡viví y dejá vivir! (risas). Ahora proponen revocar la Ley de Aborto, ¡son imbéciles! Ojalá piensen en las cosas de las que realmente tienen que ocuparse.

Es un tiempo muy triste, por momentos trato de mantenerme un poco al margen porque me hace mal, venimos del femicidio de Catalina Gutiérrez en Córdoba y el argumento del asesino fue “era el amor de mi vida” o sea, la maté porque era mía. Estamos en una sociedad muy loca donde los irrita la felicidad ajena, hay un nivel de violencia enorme y algunos se sienten muy avalados, envalentonados.

-¿Y cómo se cría a dos hijos en este contexto?

-Creo que es necesario que estén bien metidos en la sociedad. Es importante que puedan leer lo que ven desde chicos. En este momento no se puede ir a marchas con niños porque te reprimen, te lastiman, empezó a ser peligroso manifestarse. Pero yo solía ir con Luis (hijo que tuvo con el actor Esteban Lamothe) desde chiquito para que viera como eran y que se pedía, siempre me acompañó a las de la Ley de Aborto, fue también a la del 24 de Marzo. Me parece bien que vayan sabiendo a lo que se enfrentan, que comprendan lo que está bien y lo que está mal, según la visión de los que criamos por supuesto.

-¿Y con el tema de las redes como te manejás? Estamos viviendo una epidemia de ludopatía fogoneada por sitios de apuestas…

-Hay una batalla cultural con la tecnología. Es una lucha de crianza, Lu todavía se comunica un montón conmigo pero estoy muy pendiente de las redes porque los absorben completamente. El otro día me dijo “hay una página que si vos ponés plata te dice que ganás. ¿Son boludos los que apuestan?” Y le contesté que estaba muy bien que me lo contara porque la ludopatía es una adicción muy grave. Están bombardeados de basura y la ludopatía infantil es terrible, esas publicidades son todo lo que está mal y está clarísimo que no está legislado como se debe. Pareciera que todo lo malo está habilitado y lo bueno es cancelado, estamos muy desprotegidos. Está promovida la ignorancia, nos quieren destruir como pueblo. Cierran la plataforma ContAr, pero se permiten publicidades de sitios de apuestas online.

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-Hoy el cine nacional está pasando un momento muy difícil… pero hablemos de que Puan se estrenó hace poco en 93 salas en Francia, muchas más de las que tuvo acá. ¿Cómo lo viviste?

-Todo el recorrido de Puan es increíble y da un poco de esperanza. Somos un montón de personas que estamos defendiendo nuestro cine y la educación pública. Es hermoso que se haya estrenado tan masivamente en Francia, donde hay un público de cine, con gente que va a las salas y una oferta siempre interesante, acá también la vio muchísima gente. Además tuvo críticas buenísimas porque la película de Benja Naishtat y María Alché es hermosa. Y premonitoria.

“Este es un momento terrible, donde cierta gente se cree avalada para decir cualquier cosa. Comentarios que hace un par de años parecían imposibles, hoy son dichos públicamente como si nada”.

-Hablando de cine premonitorio, se cumplen diez años de Relatos Salvajes, una película que supo leer lo que se venía . ¿Cómo la recordás?

-Sí, ¡se reestrena ahora! Que divertido, estoy chocha con eso. Me pone muy contenta, voy a poder verla con mi hijo porque en ese momento Lu tenía tres meses. Me lo llevaba con mi amiga Lula que es su madrina y estaban en el motorhome mientras filmábamos. Iba a darle la teta con la ropa toda manchada con sangre artificial y a él le gustaba porque esa sangre falsa es muy dulce, era muy gracioso. Imaginate lo que me divierte ir junto con él al cine, nunca puede ver mis películas ni mis obras porque siempre me pasa algo terrible (risas), solo vio El Método Tangalanga. Estoy arengando para que nos juntemos a todos los que formamos parte de Relatos Salvajes y hagamos alguna función especial, sería buenísimo.

-¿Este reestreno conseguirá el milagro de que el público vuelva al cine en el año más crítico con respecto a la cantidad de espectadores?

-Ojalá, porque el cine comparado con otras actividades sigue siendo barato, pensalo en relación al teatro. En su momento Relatos fue un récord total de público porque es bárbara y Szifron es un genio. Muy amoroso, inteligente y muy gracioso, trabajar con él es una gran experiencia, es tan obsesivo como adorable (risas).

-Tengo la teoría de que si le preguntás a cualquiera qué directores argentinos vivos conocen, la mayoría respondería Szifrón y Martel. Vos trabajaste con los dos. ¿Cómo fue debutar en cine dirigida por Lucrecia en La Niña Santa?

-Hermoso. Entrar al universo cinematográfico junto a ella fue muy especial. Lucre es una persona interesada en todo y te lo cuenta de una manera única, el modo en el que te arrastra, como te empapa en su relato es algo que solo ella puede hacer. Todas sus películas son impresionantes y además tiene un humor finísimo. Ese fue un rodaje maravilloso y es importante valorar hoy en día más allá del resultado, como son los procesos, porque el rodaje es lo que te queda para siempre. Las anécdotas en el set, como eras en ese momento, que significó actuar una escena. Ahí es cuando el cine se hace carne y es inolvidable. 

Fotos: Marcelo Dubini.