Diego Larez, el estilista argentino que se consagró junto a JBalvin, hoy hace fotografía, dirige su propia revista y es director creativo de una línea de joyas. “Buenos Aires me quedó chico, las puertas de New York y Los Ángeles se abrieron para mí.”
Diego Larez es un chico de barrio. Puede ser tu vecino de la otra cuadra. También el hijo de la peluquera de tu mamá. Seguro que alguna vez te lo cruzaste en un desfile o haciendo estilismo para las revistas de celebridades argentinas. Algunos se acuerdan del día en que lo despidieron del salón de Rubén Orlando porque quería cambiarles el estilo a todas las cabezas. Un rebelde de pueblo chico, al que Buenos aires no le alcanzó para desplegar su creatividad.
Tampoco el cepillo y las tijeras fueron suficientes. Cuando en 2017 lo invitaron al New York Fashion Week, ya estaba haciendo camarines, probadores y paseándose entre las alfombras rojas. Mientras con un pie abandonaba Argentina con el otro aterrizaba en Estado Unidos. Y de las tijeras pasó al cepillo, del cepillo al color, del color al peinado, del peinado al vestuario, los accesorios y el maquillaje. Cuando se quiso dar cuenta su mirada estaba entrenada para la cámara de fotos y ni por asomo se le ocurrió dejar pasar el desafío y la oportunidad.
Radicado en New York, le debe su magia con el cabello a los productos de Salón Ziba y sus amigos al gimnasio donde entrenan todas las celebridades: Dogpound.
“La verdad es que después de haber trabajado centímetro por centímetro el estilismo de la modelo quería ser yo mismo el que pusiera la cámara, las luce y la mirada sobre lo que quería mostrar. El mundo está lleno de chicas bellas, lo que vende es la actitud. Cada mujer tiene algo que decir, un mensaje de dolor, de vida, de esperanza o de sueños. Todas quieren comunicar algo y yo las ayudo a transmitirlo. Soy una especie de mediador entre la realidad y sus aspiraciones”, cuenta.
Las producciones de moda de revistas como Vogue, Harper's Bazaar, L’Officiel, Marie Claire o WMag lo empezaron a contratar. Su mezcla de latino que está aprendiendo inglés, con argentino canchero que se agranda para no achicarse, le abrieron puertas. Un día gracias a su excelente trabajo con la modelo Valentina Ferrer fue convocado para hacer el estilismo de JBalvin y su campaña con Amazon Prime.
De la peluquería del barrio pasó a las pantallas gigantes de Times Square y el eco de su ego era tan fuerte que se escuchaba desde Los Ángeles. Para esta ciudad partió con la idea de crear su propio medio, una revista donde se pudieran ver cayendo a modo de cascada, una foto tras otra desbordando de color y brillo y, sobre todo, de actitud.
Su último emprendimiento le trajo lo que le hacía falta: el amor. Junto a la empresaria Xinxin crea una línea de joyas que es puro arte a la que le pusieron por nombre Kelllery. Para la campaña trabajó con la modelo argentina Cloe Bello. Del brillo del cabello pasó al de las joyas. Su talento puede con todo, siembra vientos y recoge tempestades.
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios