Ya sea como La Kari, de El Marginal, o como Silvia, la hija de Monzón, en la serie del mismo nombre, Cumelén Sanz fue una cara más que conocida y familiar durante este nuevo, pandémico ¿y definitivo? reinado del streaming.
Sin embargo, para ella, como para sus colegas, este tiempo estuvo marcado por el estentóreo parate de su actividad, circunstancia que aún está lejos de mejorar.
“Tenía en marcha varios proyectos que me entusiasmaban mucho y que no pudieron realizarse. Si hay algo que aprendí a partir del 2020, es que, a mayor expectativa, mayor es la desilusión”, comenta y enseguida aclara que su situación, de todas formas, bien puede enmarcarse dentro del famoso cuadro de 'privilegio'”.
“Algunos otros trabajos sí se concretaron por lo que mi suerte no ha sido tan mala. La verdad es que no puedo dejar de pensar en todos los colegas que están sin trabajo hace tiempo, en todos los teatros que cerraron… Es angustiante y espero que se pueda revertir pronto esta situación”.
“Nos enseñaron a competir entre nosotras, pero hoy en día, más que estar compitiendo, estamos ayudándonos en todo lo que podemos”
Nacida y criada en Almagro, la actriz cuenta que siempre fue “la chica del nombre raro” y que su sensación frente a eso fue mutando con el tiempo. “Finalmente entendí que ‘lo raro’ no era malo, sino único, diferente. ‘Cumelén’ significa ‘nacida en paz’, y según mi mamá, mi nacimiento fue literalmente así, con un tema de Pink Floyd sonando de fondo: Comfortably Numb. Cada vez que escucho esa canción, esté donde esté, me emociono, me siento tranquila y en casa”, afirma y en seguida nos dan ganas de darle play a ese himno creado por la entonces armoniosa dupla de Gilmour y Waters…
-¿Siempre supiste que querías ser actriz?
-Sí, siempre. Aunque por supuesto durante mucho tiempo trabajé de otras cosas. Mi primer trabajo fue en un cine y lo que más me gustaba era ir a las salas de proyección para ver cómo se montaban las películas, algunas todavía eran en 35mm. En esa época soñaba con actuar en cine y viviendo desde adentro esa parte de la industria aprendí muchísimo.
-¿Te sentís de alguna manera parte de una nueva generación de actrices, que comparten ciertos rasgos, intereses comunes?
-Sin lugar a dudas me siento parte de una generación de actrices. Y de mujeres, que no sólo compartimos intereses, sino que nos celebramos y acompañamos. Nos enseñaron a competir entre nosotras, pero hoy en día, más que estar compitiendo, estamos ayudándonos en todo los que podemos: nos aconsejamos, nos tenemos la una a la otra.
Todas estamos en el mismo camino y tenemos muy claro que es mucho mejor transitarlo acompañadas que solas.
-Otro rasgo que comparten como generación es que el mundo digital, y en particular el de las redes sociales, es parte de su cotidianidad absoluta. ¿Cómo es tu relación con las redes?
-Me gusta pensarlas como un espacio de expresión y de conexión, pero con la conciencia de que son una herramienta de comunicación muy poderosa. Me parece importante tener en cuenta que lo que compartís genera un impacto en la persona que lo ve. Personalmente antes de la pandemia no me lo tomaba con esa responsabilidad, ahora elijo bien qué compartir, qué mensaje quiero dar.
-¿Creés que tienen su costado más "tóxico"?
-Sin dudas, son un arma de doble filo. Más allá de la dependencia que generan, las mismas redes se convirtieron en un espacio ficcional de nuestra vida cotidiana, donde el límite entre qué es real y qué es ficticio es muy fino. Hay que tener presente que sólo estamos viendo una cara de la moneda.
Creo que el talento no debería medirse jamás por la cantidad de seguidores sino por la formación, la experiencia en sí. El día de mañana las redes dejarán de “existir y esos números, en definitiva, también.
FOTOS: Agustin M. Gómez.
ESTILISMO: Julieta López Acosta y Octavio Ferrero.
PRODUCCIÓN: Inside Studios.
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