¿Una novela de Paul Auster adaptada para cine por un director argentino? ¿Encima una de sus primeras novelas como El país de las últimas cosas, tan apocalíptica como existencialista?
A todo eso la respuesta es sí, y quienes quieran conocer el resultado podrán hacerlo desde mañana, jueves 3, cuando la adaptación homónima de Alejandro Chomski llegue a la plataforma de Cine.ar Play.
Respetuosa al dedillo de la prosa de Auster (que participó en el guion y en la producción), y en un casi inevitable blanco y negro (tradición ya patentada por Wayne Wang), la película nos mete de lleno en una ciudad devastada, donde “lo puesto” es mucho más que una metáfora mortífera.
Según el propio director contó, el germen de esta adaptación apareció allá por 2002, cuando Auster visitó nuestro país para la Feria del Libro y vio un paisaje urbano muy desolador, heredero de la crisis de 2001, y enseguida lo relacionó a esa historia que había publicado en 1987.
Distópica, y a su vez tímidamente “esperanzadora”, la novela se centra en Anna, una joven que intenta encontrar a su hermano en medio de una decadencia y resignación generalizada.
Concretar la adaptación llevó su tiempo e involucró a países como República Dominicana (donde se filmó en gran parte), Brasil y Argentina.
Además de sus numerosos logros (quien haya leído la novela enseguida podrá sentirse identificado con las imágenes que propone), la película de Chomski nos permite conocer plenamente a Jazmín Diz, actriz del circuito independiente que de esta forma debuta, y a lo grande, en cine.
-¿Cómo llegás a la película? ¿Casting, llamado especial…?
-Un día recibo un llamado de Ale Chomski súper emocionado hablándome de que tenía intuiciones conmigo y ganas de verme actuar. Yo no lo conocía, estaba haciendo funciones de El Cartógrafo en el Complejo Teatral de Buenos Aires con dirección de Laura Yusem y le dejé entradas para verme ¡esa misma noche!
Después me enteré: El Griego, productor amigo suyo, a quien agradeceré siempre, me había visto actuar y le había dicho que yo era la Anna que tanto buscaba. Al final de aquella función Ale confirmó aquella intuición, me propuso enviarme el guion y nos empezamos a juntar. Fue una locura.
-Un protagónico así para debutar en cine no es algo que se dé muy a menudo. ¿Cómo lo explicás (o cómo te lo explicaste en ese momento)?
-Fue, es y será muy profundo y de lo más hermoso que me sucedió. Supongo que que es la magia del cine... Sinceramente lo sentí desde el primer momento, quería mucho hacer este papel e iba a suceder... Especialmente cuando leí el guion, no hay palabras concretas para describir esa sensación. Es deseo puro y muy fuerte de que suceda. Lo disfruté plenamente.
-¿Cuál era tu relación con Paul Auster como autor? ¿Te gustaba, mucho, poco, nada?
-Solo había leído Ciudad de cristal. Soy muy lectora pero mi identificación había ido por otros lados. Cuando llegó esta posibilidad por supuesto que salí a comprar El País de las últimas cosas y, literal, lo leí sin parar en un día. No lo podía creer.
Es una novela increíble que te crispa la piel y la mente… En mi caso, además, me dio unas ganas irrefrenables de ser parte de ese mundo, de ser Anna. Me encanta cómo escribe Auster. A partir de El País leí varias novelas suyas más: La invención de la soledad, El libro de las ilusiones… Éste último lo leí, terminé y volví a leer. Me parece increíble.
-Qué podés contarnos del rodaje? Es una película con un elenco plurinacional, con varias locaciones diferentes… ¿Guardás alguna anécdota o recuerdo especial?
-Filmamos en República Dominicana y yo era la única actriz argentina. Tuve unos compañeros geniales con quienes disfruté muchísimo trabajar y compartir esas 4 semanas de rodaje, Christopher Von Uckermann, María de Medeiros… ¡Un placer!
Los exteriores fueron para mí lo más adrenalínico, hacía muchísimo calor, llovía y salía el sol constantemente. La mayoría de esas escenas se rodaron en Santo Domingo y San Pedro de Macorís.
Yo estaba abrigadísima y tenía que correr por la ciudad, a través de calles intervenidas con fuego, humo, extras que eran dirigidos siempre con distintas acciones… Yo eso no lo sabía, con lo cual se generaba mucha espontaneidad para improvisar, asustarme y sorprenderme. Fue divertidísimo.
Otro recuerdo particular fue en la terraza en la que Anna se queda sola… No quiero spoilear nada, pero fue muy especial, en pleno atardecer con el sol que ardía y desde ahí arriba todo era cielo, abajo la ciudad de la destrucción, fue una escena muy intensa.
-“Durante 6 meses aquella habitación fue el centro del mundo para mí”, dice tu personaje en un momento de la película y es imposible no pensar en esta pandemia y su etapa más cruda de cuarentena…
-Es tremendo lo que pasó este año y en relación a lo que filmamos… Algo de la resistencia del arte, del dolor que a todos nos causó, resignifica la película, resignifica la esperanza, el estar vivos, el valor de las pequeñas cosas en estar con uno mismo y con los seres queridos y sostenernos como sociedad.
-¿Cómo viviste vos todo ese proceso?
-¡Uff! Al principio estuve, como Anna, muy esperanzada, firme, con la ilusión de proyectos que se congelaron... Luego se fue complejizando mucho la situación, el hecho de no poder trabajar y ser consciente de tanta crisis y dolor alrededor…
Sentía mucha impotencia y pensé bastante en la película. Hace poco tuve un mes realmente difícil, pero intento mantenerme como con la película: espontaneidad y alegría.
-¿Hubo, como para Anna, tiempo para el amor en tu cuarentena? Hace poco leí una entrevista de Chomski donde decía que cierto mensaje de la película va por ahí, la esperanza del amor, ¿coincidís?
-Totalmente. Eso estuvo siempre presente en el proceso de mi personaje, el sostén, la confianza y encuentro con los demás personajes que generaban un núcleo, un centro de apoyo para la búsqueda incansable de Anna. Y bastante así soy yo misma, creo que el amor potencia y proyecta.
Ayuda a crear y creer. ¡En mi cuarentena hubo de todo! Separación, que trajo aprendizaje como siempre, y también amor, en todas sus formas, en momentos clave y difíciles.
-¿Qué dirías para que alguien se ponga a verla (y quizá no conoce a Auster)? ¿Es una película sobre…?
-Sobre la resistencia. Resistencia que es amor en medio de la desolación de este mundo destruido. Es una película sobre nosotros mismos y el mundo.
-¿Cómo sigue tu vida de acá en más? ¿Estás preocupada por la realidad del sector (especialmente en lo que hace al teatro y cine)?
-Estoy muy preocupada y dolida por cómo nos toca en la actividad, hablo diariamente sobre esto… Hay tanta incertidumbre, tantos teatros cerrando, tan poco trabajo para el teatro independiente. Las nuevas fórmulas virtuales de teatro me provocan cierto rechazo porque justamente carecen de la sangre del teatro: público, comunión social.
Es como el cine, necesita ese pacto de reunión, las luces que se apagan y todos entrando a ese otro mundo, al menos por un rato. Pareciera que en el cine la situación podrá reactivarse con algo más de facilidad, no lo sé… Es todo incertidumbre por ahora. Y mi vida laboral también…-
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios