Las zapatillas adidas de Carolina de Mónaco conquistan el trono del estilo absoluto

¿Quién, si no ella —spoiler: Carolina de Mónaco— a sus 68 años puede darse el lujo de ser una Alteza Real en zapatillas y marcar tendencia mientras el resto corre detrás de los algoritmos que dictan el ritmo de cada look? No, no se trata de unos mocasines clásicos ni de las eternas slingback de Chanel. En la segunda edición del Tour de l’Espoir, un evento benéfico dedicado a la investigación contra el cáncer infantil, Carolina de Mónaco llevó en sus pies algo que jamás hubiéramos imaginado, pero que, una vez visto, no podía ser de otra manera: las nuevas adidas Originals SL 72, un concentrado de estilo y memoria deportiva elevado al rango de calzado icónico gracias a ella. Solo a ella.

Zapatillas, sí, pero no cualquiera. Un modelo histórico que renace con una frescura total: base blanca, detalles azul cobalto como su camisa oversize, las tres tiras de adidas en un rojo cardenal vibrante, pequeño logo dorado en el talón y suela color avellana que huele a archivo de los años 70 y a modernidad. Ahí está el truco: Carolina de Mónaco, en sus adidas, toma lo clásico y lo da vuelta con soltura aristocrática, con ese sello suyo hecho de inteligencia vestida, elegancia sin servilismo e ironía que aparece sin aviso.

¿Su look de hoy? Igual de inesperado. Camisa masculina de corte amplio, azul cobalto con finas rayas blancas perfectamente espaciadas. Una prenda que bien podría haber salido del armario de un hombre imaginario e impecable, como aquellos jeans rectos de su juventud. Cuello almidonado, botones de nácar hasta debajo del cuello, abotonada con porte real y un volumen que fluye libre sobre pantalones blancos rectos, tan luminosos como la luz misma. Un no-color que potencia el golpe final: las zapatillas adidas de Carolina de Mónaco.

 

 

Son estas SL 72 el verdadero centro del look, el corazón visual de un conjunto construido al revés: de lo inesperado a lo evidente. Del streetwear al principado. Un destello de estilo con una misión clara: Su Alteza Real Carolina de Mónaco no deja de explorar nuevas formas, incluso —y sobre todo— cuando parecen lejanas a su mundo.

¿El pelo? Suelto, natural, fino, con mechones plateados que brillan como declaración de libertad y belleza. Sin teñir, con raya al costado peinada sin esfuerzo, dejando un oído al descubierto con un aro dorado que se replica en el otro. Gafas de sol cuadradas en marrón oscuro que protegen la mirada con discreción. En la muñeca, solo dos detalles: una pulsera de cadena dorada y, probablemente, el Chanel J12 en cerámica blanca, un reloj-ritual que casi nunca falta en sus apariciones.

Pero todo, acá, gira en torno a esas zapatillas. No son un capricho ni un intento forzado de “rejuvenecer” el guardarropa real. Son una declaración de estilo y de libertad. Y Carolina de Mónaco las lleva con tal naturalidad que parecen hechas para ella. Al fin y al cabo, solo un ícono puede vestir otro ícono. Y ella siempre lo fue. Pero con estas zapatillas, su esencia se expande hasta el infinito.

Este artículo se publicó originalmente en MC Italia.

at redacción Marie Claire