La colección Resort 2025 de Carolina Herrera, presentada en el emblemático Museo Anahuacalli de Ciudad de México, representó un tributo a la rica y diversa herencia artesanal de México. En esta ocasión, el director creativo Wes Gordon profundizó en la conexión entre la casa de moda y las tradiciones mexicanas, honrando el legado de la fundadora, Carolina Herrera, y su vínculo con el país. Esta presentación no solo se limitó a exhibir moda de alta gama, sino que fue un verdadero homenaje a las manos y el talento de las artesanas mexicanas que colaboraron en la colección.
Carolina Herrera propone un romanticismo cosmopolita para este otoño-invierno 2024
Uno de los aportes más significativos vino de la bordadora María de los Ángeles Licona San Juan, una reconocida Maestra Nähñu de El Nanthe, Tenango de Doria, Hidalgo. Sus bordados, coloridos y de alto contraste, embellecieron ocho prendas de algodón, incluyendo camisas, vestidos y pantalones. “La manta es mi cuaderno y la aguja mi lapicero”, explicó Licona, subrayando cómo sus obras reflejan sus emociones: colores vibrantes cuando está feliz y tonos más oscuros cuando está triste. Su hija, Bibiana Hernández, añadió que este proyecto les permitió expresarse de una manera que les otorga visibilidad y voz.
Desde San Isidro Buen Suceso, en Tlaxcala, Virginia Verónica Arce Arce contribuyó con exquisitos bordados de encaje que se destacaron en tres vestidos de ensueño. Aprendió la técnica de su padre a los 15 años y ha trabajado desde entonces para preservar esta forma de arte, considerada esencial para la identidad de su comunidad.
La cerámica de talavera, famosa en San Pablo del Monte, Tlaxcala, fue reinterpretada por Jacqueline España. Inspirada por su fascinación por este material desde niña, España transformó la talavera en adornos y joyas pintadas a mano, incorporando así un toque de innovación y contemporaneidad a la colección. “Como artesana de talavera, tengo el compromiso de cuidar el patrimonio que me fue legado y velar por su salvaguarda”, afirmó, enfatizando su dedicación tanto a la tradición como a la renovación.
Las artesanías mexicanas, la inspiración de Wes Gordon para Carolina Herrera Resort 2025
Desde el epicentro de la artesanía mexicana, Oaxaca de Juárez, Araceli Nibra Matadamas colaboró con expertos en latonería, bordado y pintura para crear piezas de joyería pintadas a mano, inspiradas en la naturaleza y los colores de las estaciones del año. Estas jícaras ornamentadas, reinterpretadas con bordados, macramé y otros materiales naturales, añadieron una dimensión artística y cultural a la propuesta de Wes Gordon.
Colores pasteles, lentejuelas y tul en la colección de Carolina Herrera 2024
Estas contribuciones exclusivas, algunas disponibles por encargo especial, se unieron a la línea prêt-à-porter de Carolina Herrera, la primera en lanzarse bajo el modelo de compra inmediata. Además, la colección debutó con una cápsula de tejido vaquero en colaboración con FRAME Denim, presentando también vestidos de noche con proporciones teatrales que evocaban el icónico traje de flamenca española.
El Museo Anahuacalli, diseñado por Diego Rivera y completado en 1964, sirvió como el escenario perfecto. Este templo de las artes, con su entorno de 60.000 m² de flora autóctona y estructuras de piedra volcánica, rindió homenaje a las divinidades nahuas y complementó la vibrante paleta de colores rojos y rosas de la colección. “Ciudad de México es el epicentro de lo mejor del arte, la arquitectura, la cocina y la cultura, y el país es hogar de una belleza y artesanía incomparables”, destacó Wes Gordon. Este desfile reafirmó no solo el compromiso de Carolina Herrera con la moda, sino también su respeto y admiración por la cultura y el arte de México.
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