Llegar a la ciudad tunecina es tarea sencilla, con sólo dos horas y media de vuelo desde París, por ejemplo, se logra una gloriosa escapada de fin de semana. Y es que despertarse en hoteles con vistas al mar, degustar de los mejores tajines, o disfrutar de un clima soleado durante todo el año, es un lujo accesible en el norte africano.
Porqué “La perla de Sahel”: Muchos viajeros que provienen principalmente de España, Italia, Inglaterra y Francia, prefieren hacer base en a Susa (Sousse) (conocida también como la Perla de Sahel), la tercera ciudad más importante de Túnez ubicada en la costa este, rodeada por el Mediterráneo y el Golfo de Hammamet. Es que además atesora la Medina de Susa, nombrada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1988, y conserva importantes monumentos como la Gran Mezquita de Susa, el “Ribat” o las catacumbas cristianas, la Kashbah, un espacio fortificado de origen bereber, que actualmente alberga el Museo Arqueológico de Susa.
La riqueza tunecina radica justamente en la combinación de múltiples influencias que varían notoriamente desde la ribera mediterránea hasta el desierto. Desde la ciudad de Susa, los turistas deciden moverse de excursión en excursión hacia diferentes localidades tunecinas.
Puerto El Kantaoui y lujo hotelero: Allá por los años 70´ el empresario M´hamed Driss fundaba uno de los primeros hoteles en el centro de la ciudad de Sousse llamado “Marhaba, que significa “Bienvenidos”, con una capacidad de 50 camas que luego se expandirían a 900 y hasta llegar actualmente a construir un imperio de 8.000 camas y diez hoteles ubicados en primera línea costera.
La familia Driss es una de las más reconocidas en Túnez, no sólo por su éxito en el grupo hotelero, sino también por haber apostado a la economía local invirtiendo en agricultura, bienes raíces, fábrica de plásticos, entre otros sectores.
Frente a la entrada del puerto deportivo hay un pequeño jardín botánico con más de 25.000 plantas diferentes y especies de aves raras: el Oasis Park.
Hoy Marhaba Palace es uno de los sitios más elegidos por los viajeros, no sólo porque se encuentra frente al mar, sino por su cercanía al Puerto El Kantaoui, un antiguo casco con casas blancas y azules que acoge más de 300 barcos, con restaurantes y bares, y a 5 minutos de un campo de Golf de 36 hoyos.
Una de las ventajas es que este hotel organiza variados programas para todos los días, desde excursiones en barco, paseos en camellos sobre la playa, clases de yoga, spa y relax con sus piscinas externas e internas, o sus diferentes espectáculos de noche y así disfrutar en familia, amigos o con pareja.
Patrimonio histórico, excursión a Monastir y El Djem: Situada en el sur de Soussa, Monastir es una pequeña ciudad costera digna de recorrer y empaparse de historia. Desde contemplar la mezquita que lleva el nombre del primer presidente de Túnez independiente, Habib Bourguiba; o su Mausoleo que cuenta con una estructura increíble con auténtica cerámica y mármol típicos, visitar las tiendas y obtener algún souvenir entre los textiles o cerámicas tunicinas, o bien la fortaleza Ribat Hartem, uno de los monumentos más famosos de esta ciudad.
Por su parte, el anfiteatro El Djem, es el cuarto más grande del mundo romano y mejor conservado, después del Coliseo de Roma, el anfiteatro de Pozzuoli cerca de Nápoles y el de Cartago. Su tamaño colosal proporcionó asientos para más de 300.000 espectadores que presenciaron los sangrientos combates de gladiadores y las matanzas de criminales por animales salvajes.
La magia de Sidi Bou Said: Incluido como Patrimonio mundial de la UNESCO, al igual que Cartago, este pintoresco pueblo que se apoya sobre un acantilado con vistas al mar Mediterráneo, seduce con el esplendor de sus radiantes casas en blanco y azul. Cada rincón pareciera ser extraído de una pintura de Paul Klee o Henri Matisse, y es que ésta vívida ciudad fue el hospedaje para artistas como el pintor y musicólogo francés Baron Rodolphe d'Erlanger quien impulsó a que se pintaran las fachadas de blanco y sus puertas y ventanas de azul.
Salpicarse de arte con las numerosas galerías, mientras se escucha música con instrumentos tradicionales, y se espía uno que otro de los tantos miradores, es realmente una experiencia reconfortante para despejar la mente y acariciar el espíritu.
Revivir paisajes cinematográficos: Para quienes tienen más tiempo que un fin de semana y desean adentrarse aún más por Túnez, se recomienda visitar los escenarios donde se filmaron películas como “Star Wars”, “Jesús de Nazareth”, “El Gladiador”, “Indiana Jones”: en la zona de Tozeur, Matmata, Monastir, Medinini y Djerba, y despertar la fantasía de viajar en el tiempo.
Adentrarse en paisajes únicos y capturar los majestuosos desiertos, restos arqueológicos y conglomerados de pequeñas casas son algunas de las opciones para una apreciar las maravillas del norte africano.
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