Es el factótum de una esquina ya icónica de Buenos Aires. Allí en donde hay todos los días largas filas de extranjeros para comer carne. Es Don Julio, el único estaurante argentino en la lista The 50 Best (entró hoy en el puesto 18) y del cual Pablo está a cargo -por tradición familia- desde los 18 años. Esta vez, además, se animó a ser jurado del Prix de Barón B Édition Cuisine junto a Manu Buffara, Martín Molteni y Mauro Colagreco.
“La carne tiene un trabajo muy grande detrás vinculado a la producción y a la crianza. Es el producto más importante en la historia de la evolución del hombre”.
“Para mí es una gran alegría seleccionar gente con pasión en lo que sabe hacer. Todos amamos la gastronomía, así que hacer visible un proyecto que valga la pena es maravilloso”, cuenta y añade:
“Argentina tiene una gastronomía de producto fantástica, las estaciones marcadas hacen que tengamos muchas temporadas y mucha variedad. Nosotros -los cocineros- tratamos de usar eso de la manera más noble y enaltecerlo, por eso hay que estar siempre en contacto y ávido de conocer y apoyar”.
Pablo define a la carne como un producto cotidiano para el paladar argentino, pero no como algo común. “Nos une, nos hace sentar juntos a la mesa, pero tiene un trabajo muy grande detrás vinculado a la producción y a la crianza. Es el producto más importante en la historia de la evolución del hombre”, señala este empresario que confiesa haber crecido de la mano del restaurante Don Julio y que no encuentra para describir una receta más noble y clara para su éxito: “Todos los días sentimos la inmensa alegría y adrenalina de recibir gente bajo el riesgo de que le guste o no nuestra propuesta. Nos propusimos siempre hacer cada día lo menor que se podía, no sé si somos buenos o no, somos lo mejor que podemos ser”.
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