Mercurio retrógrado volvió, y aunque para algunas es solo un meme astrológico, para muchas otras se siente como un momento en el que todo se desordena: la agenda no cierra, los vínculos se tensionan, las palabras no alcanzan, los dispositivos fallan. Pero, ¿qué pasa cuando este caos externo activa también un caos interno? ¿Y si ese desborde emocional no es solo “por Mercurio”, sino por todo lo que sostenemos sin darnos cuenta?
La carga mental, amplificada
Mercurio es el planeta de la comunicación, el pensamiento y la lógica. Cuando entra en retrogradación (como lo está haciendo hasta el 11 de agosto), su energía se distorsiona: aparecen malentendidos, olvidos, bloqueos mentales, fallas tecnológicas y momentos de confusión.
Este fenómeno puede parecer pequeño, pero en cuerpos ya saturados, especialmente en mujeres que cumplen múltiples roles —cuidadoras, trabajadoras, gestoras del hogar, organizadoras emocionales de su entorno—, se vuelve una carga más que potencia el agotamiento. No es casual que muchas mujeres reporten sentirse más sensibles, irritables o desconectadas durante estos tránsitos.

El micromanejo emocional
Muchas veces, frente al caos, aparece una reacción automática: controlar aún más. Intentar tenerlo todo en orden, planificar al detalle, resolver lo de los demás, anticiparse a los problemas. Es un mecanismo aprendido, heredado y profundamente vinculado a la cultura del cuidado femenino.
Pero en Mercurio retrógrado, eso no solo no funciona, sino que empeora la situación: las cosas no salen como esperás, nadie te agradece el esfuerzo extra y vos terminás drenada.
Red flags: cuando querer “tener todo bajo control” es una señal de agotamiento
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Revisás mil veces tus mensajes antes de enviarlos por miedo a ser malinterpretada
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Sentís que si no hacés las cosas vos, nadie las va a hacer bien
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Te cuesta decir “no sé” o “no puedo”
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Te irritás fácil y te cuesta poner en palabras lo que sentís
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Todo te parece desorganizado y te da ansiedad

¿Qué hacer para soltar el control sin culpa?
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Aceptá el desorden como parte del proceso. No todo tiene que estar bajo tu dominio.
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Pedí ayuda, incluso si te cuesta. No tenés que resolverlo todo sola.
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Respirá y frená antes de responder: muchas discusiones durante Mercurio retrógrado nacen de respuestas impulsivas.
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Desconectate digitalmente: apagar el celular un rato puede devolverte claridad.
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Escribí lo que sentís, aunque no tenga forma. A veces la palabra escrita libera lo que la palabra hablada no puede.
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Elegí tus batallas: no todas las conversaciones tienen que darse ahora.
Un nuevo pacto con vos misma
Mercurio retrógrado no es tu enemigo. Es, de hecho, una oportunidad para revisar tu manera de comunicarte con vos misma. ¿Estás siendo compasiva con tus errores? ¿Te hablás con ternura o con exigencia? ¿Te das el mismo lugar que les das a los demás?
Este tiempo no te pide que seas perfecta, sino que aflojes el control, te animes a parar y repienses tu rol en el mundo. El caos externo no siempre se puede evitar, pero sí podés cambiar la forma en que lo habitás.
at redacción Marie Claire
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