Facundo Hernández (34) es un arquitecto argentino egresado de la UBA, que se dedica al diseño de interiores con una mirada sensible, funcional y profundamente personal. Desde su estudio en zona norte, cerca de Nordelta, nos recibe con mate en mano y nos cuenta cómo piensa los espacios y qué lo inspira a la hora de proyectar.
—¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
—Me encanta sentarme a proyectar cuando tengo la planta del espacio que voy a diseñar. Me gusta volcar lo que imaginé, llevarlo a la realidad y ver la cara de los clientes cuando entran a su casa renovada y te agradecen. Ese momento lo vale todo.
—¿Tenés algún ritual para inspirarte?
—Siempre diseño en mi escritorio con un mate y música de fondo. A veces me voy al sillón del living o me siento afuera con el iPad o algunas revistas. Y ahí empiezo a imaginar cómo me gustaría vivir yo en ese espacio. Después, el diseño surge solo.
—¿Cuál es tu objetivo cuando diseñás el interior de una casa?
—Mi intención es crear espacios a los que dé gusto llegar y disfrutar al verlos. Quiero diseñar hogares que se vivan, no casas de revista. En lo estético, trato de presentar opciones que saquen a los clientes de su zona de confort, para evitar seguir tendencias porque sí. Me encanta mirar revistas para inspirarme —si son vintage, mejor—. Una vez que tengo la planta delante mío, empiezo a diseñar casi de forma automática. Lo más importante para mí es entender al cliente: su historia, sus gustos, cómo vive, cuál es su estilo. Y después pienso cómo me gustaría a mí vivir esos espacios y cómo optimizarlos.
—¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
—Estoy terminando dos proyectos integrales de viviendas unifamiliares y negociando otros dos que están por arrancar. Todos en Argentina.
—¿Tenés algún recuerdo lindo de algún trabajo que hayas hecho?
—Sí, muchos. A veces diseño casas para familiares de conocidos, y cuando después vienen a mi casa me dicen: “Tu estilo está re reflejado en lo que hiciste en la nuestra”. Esos comentarios te inflan el pecho, te dan alegría y orgullo.
—¿Te parece que el diseño de interiores es un rubro difícil?
—La verdad que sí, pero como amo lo que hago, no hay nada que me disguste. Me apasiona la obra y resolver los problemas del día a día. Igual, hay reuniones o charlas difíciles que preferiría evitar, pero las enfrento sabiendo que todos somos humanos y que podemos equivocarnos.
Siempre recuerdo una frase que me decía mi madre: “No es problema si tiene solución”. Y cuando veo el resultado final, y la felicidad de los clientes, se me olvida todo lo que costó. Es como tener un hijo: aunque no duermas y estés muerto de cansancio, cuando lo ves sonreír, todo lo demás pasa a segundo plano.
at Clara Ballester
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios