Thursday 9 de May de 2024

LIFESTYLE | 27-12-2023 15:29

Descubrí el refugio de Toti Quesada: un espacio lleno de energía, creatividad e inspiración gastronómica

El taller y la casa de la cocinera Toti Quesada comparten los mismos rasgos: recuerdos de viajes, amor por la naturaleza y una calidez íntima que los vuelve refugio.

Fue una decisión difícil. Toti Quesada llevaba varios años ejerciendo como psicopedagoga cuando empezó a fantasear con la idea de encarar otro rumbo laboral. Sin embargo, no se permitió de verdad el planteo hasta que su psicóloga le hizo ver que no necesitaba casarse con una única carrera por el resto de la vida, que el camino no tenía por qué ser tan estructurado ni lineal.

 

Amante de la gastronomía desde chica (“a los 11 años empecé a cocinar en casa para mi familia”, cuenta), tomó la decisión formal tras dar algunos talleres y organizar clases en su casa. Había notado que cuando se conectaba con ese mundo, le cambiaba la energía. “Definitivamente había algo que tenía valor ahí”, analiza hoy, desde su taller en Villa Ortúzar en el que da clases, produce para eventos y se preparó para conducir la segunda temporada de Aventura Gastronómica Argentina, el docureality de Sony Channel con el que recorrió los sabores y recetas de Salta y Jujuy de la mano de diferentes chefs locales.

Toti Quesada
El taller, en Villa Ortúzar, respira verde y luz. Aquí dicta clases y crea nuevos platos.

Universo creativo


Para conocer el universo de Toti, la cita comienza en ese mismo taller. A este espacio de un blanco impoluto y chispazos en amarillo (su color favorito, que plasmó en unas banquetas en las que invita a sentarse a los alumnos para disfrutar lo cocinado post clase), llegó en la pandemia. Tras dirigir por algunos años Salú, un club de mesa y cocina muy exitoso, el cese de actividades presenciales la hizo buscar un espacio propio en el que poder seguir nutriendo su búsqueda creativa. “Un lugar donde tener mis cosas y mis libros y poder experimentar”, describe. Así llegó a este complejo en el que su taller convive con uno de cerámica, el estudio de la fotógrafa gastronómica Magalí Polverino, una vinoteca y el atelier de un escultor. Lo que se dice un universo creativo.

Una mesa heredada de Salú, cuadros de artistas amigos, libros, adornos traídos de viajes y vajilla diseñada a su gusto y piacere por las artesanas Obra de Mano fueron formando la identidad de este rincón en el que Toti puede recibir hasta 14 personas por clase. Aunque esa capacidad está pronta a cambiar: hacia fin de año proyecta mudarse a una casona en Recoleta en la que tendrá mucho más lugar para recibir gente, podrá dar mayor vuelo al catering y hasta planea sumar un mercado para vender sus productos amados que tanto le elogian. El nuevo proyecto se llamará Néctar.

Toti Quesada
La chef fue armando su casa de a poco, sobre todo con compras y recuerdos traídos de viajes, con memoria emocional.

Rituales Exquisitos


Aquí seguirá profundizando en la identidad que la diferencia: una cocina con gran raíz en lo argentino como punto de partida (“si tuviera un restaurante, no podrían faltar las empanadas de carne y queso”), pero que también vuela al mundo. “Me convocan otras culturas, y así lo hago un poco más ecléctico. Pero siempre ingreso a otras cocinas con mucho respeto, porque creo que un plato, más allá de aprenderlo, se trata de haberlo vivido”, sostiene.


Lo estético es su segundo diferencial, y asegura que puede tardar más en decorar la mesa que en cocinar. Su look, tal cual su taller, es cálido y entrañable. “No me identifico con los eventos del mantel blanco, necesito que la experiencia se sienta cercana. Me gusta que el invitado piense ‘qué rico, me hace acordar a cuando me cocinaba tal…’”.

Toti Quesada
Las plantas son parte de su sello al ambientar. De a poco fue armando su propio jardín interno, al que disfruta mucho cuidar.

Tiempo de desconexión


La contraparte de su veta más social es su casa, donde continúa la charla. Un departamento tan moderno como cálido, de techo de hormigón y corazón de plantas, en el que reina la luz y los recuerdos de distintas aventuras por el país y el mundo. Toti llegó a esta casa luego de vivir con una amiga, y sintió que quería entrar vacía e ir llenándola de a poco, como una forma de poder darse el tiempo para encontrar lo que mejor la representara. Esa paciencia se tradujo en esculturas traídas de viajes, cuadros que fue atesorando, muebles que eligió a conciencia. En ese mix ecléctico y muy cálido convive con su gata Mamut, compañera desde hace 10 años.
La cocina, pequeña pero rendidora, es uno de los lugares que más disfruta en la casa. Cuenta que su mejor plan es poner música y preparar algo de comer, en general un plato simple pero con algún sabor distinto que lo realce. “Otro programa que me encanta es ponerme a arreglar las plantas. Tengo muchas y son cíclicas, algunas me acompañan hace varios años y otras llegaron ya viviendo acá”, relata. En general, busca que su casa sea un espacio libre de trabajo, un punto de verdadera desconexión. “Soy canceriana, muy del hogar. Mi casa es mi centro energético, por eso la pensé y armé como un refugio”, sintetiza.

at Vicky Guazzone di Passalacqua

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