Durante el verano, a la hora de ahorrar energía tenemos la suerte de contar con días más largos y de bastante luz que podemos aprovechar y así encender menos las luces en casa. Por otro lado, de a ratos el calor nos sofoca y rogamos por un aire acondicionado. Como primer estrategia para mantener los ambientes frescos, lo ideal es abrir las ventanas y generar corrientes de aire que ventilen la casa. A su vez, vestirnos con ropa liviana y clara, también puede ayudarnos a aliviar el calor.
Cerrar las cortinas para evitar que entre el Sol también es muy importante. Si no lo hacemos, se genera un efecto de invernadero en nuestros hogares, haciendo difícil la tarea de no encender el aire. Si esto no es suficiente, podemos optar por un ventilador. El consumo eléctrico del ventilador es mucho más bajo que el del aire acondicionado.
Una vez agotadas las alternativas anteriores, seguramente decidamos prender el aire. A continuación dejo algunas recomendaciones para un uso eficiente del mismo:
- Fijar la temperatura en 24 grados, no hace falta que nuestra casa u oficina se convierta en el Polo Norte. Ajustar un solo grado la temperatura del termostato permite un ahorro de hasta el 8% de consumo eléctrico.
- Cerrar puertas y ventanas para evitar que se escape el frío.
- Asegurarse de limpiar los filtros periódicamente para un funcionamiento más eficiente.
- Usar la función “sleep” o “sueño”, que modifica levemente la temperatura para que uno pueda dormir más confortable y lo apaga después de un tiempo predefinido.
- Y si vamos a comprar uno nuevo, es una buena práctica buscar la etiqueta de eficiencia energética obligatoria. Las clases “A” o superior, permiten un mayor ahorro de energía.
Otro recurso que se suele despilfarrar en esta época es el agua. “Un recurso relativamente escaso y esencial para la vida. En Argentina, el consumo medio es de unos 180 litros por persona por día, una cifra que supera el promedio recomendado por la OMS. Además, existen grandes diferencias regionales respecto del acceso, habiendo provincias que sufren la escasez de este recurso y aún más en temporadas calurosas y secas. Darnos duchas cortas, cerrar las canillas y mangueras cuando no sean necesarias y mantener limpias las piletas, son algunas formas de cuidar el agua, no solamente en el verano, sino durante todo el año” senaló Maite Durietz, licenciada en gerenciamiento ambiental, especialista en sustentabilidad y consultora de Una Oveja Verde.
El clima es ideal para pasar la tarde en la pileta, el río o ir a dar un paseo. Dos fieles amigos que nos acompañan en esas aventuras son: el protector solar y el repelente de mosquitos. Las opciones genéricas que encontramos en supermercados y farmacias no suelen ser muy amigables con el ambiente, especialmente con los ecosistemas acuáticos. Poseen componentes que no son biodegradables y pueden ser peligrosos para la flora y fauna. Podemos optar por opciones naturales y biodegradables, para cuidar la salud del ecosistema.
Para muchos esta época también implica hacer una escapada a la costa o la montaña el fin de semana, o incluso tomarse unos días más de vacaciones. Si viajamos, hay muchas maneras de reducir nuestro impacto negativo:
- Trasladarse por tierra para reducir la huella de carbono. El tren, el micro o inclusive el auto son mejor opción que ir en avión a cualquier lado. Si optamos por el auto, mejor que sea compartido.
- Llevarse un “kit anti-descartables” para evitar la generación de residuos innecesarios. Una botella, un juego de cubiertos, un tupper y una servilleta de tela son más que suficientes para evitar los descartables.
- No dejar nada en la naturaleza. Procurar que las únicas huellas que queden detrás nuestro sean las de nuestros pisadas. Si generamos basura, podemos guardarla en una bolsa o directamente en la mochila para luego depositarla donde corresponda. Especialmente residuos peligrosos como las colillas de cigarrillo que pueden contaminar miles de litros de agua y causar estragos en la naturaleza.
- No llevarse nada de la naturaleza. Muchas veces juntamos piedras, caracoles y otros recuerdos de los lugares donde vacacionamos. Esos elementos forman parte de un ecosistema y cumplen una función determinada. Si cada uno de nosotros se lleva una parte, rompemos con ese equilibrio. Disfrutá el momento sin llevarte nada y, en todo caso, ¡sacá fotos!
- Respetar la flora y fauna del lugar. Por ejemplo, evitando prender fuego donde no está permitido.
- También podemos sumarnos a iniciativas locales como limpiezas de costa.
Disfrutar del verano de manera responsable, cuidando al ambiente para nosotros y para las futuras generaciones, es posible. Basta con tomar algunas decisiones de manera más consciente.
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