Está claro que las redes sociales modificaron nuestra manera de vincularnos, no solo en la manera que nos mostramos, sino también como conocemos a las personas. Muchos se quejan de que ya no es orgánico, y es muy difícil afrontar este tipo de situaciones en la vida "real" fuera de la pantalla, y otros por el contrario están agradecidos de los beneficios que consiguieron por las redes, ya que piensan que tal vez no lo hubieran conseguido de otra manera.
Pero la clave para que las relaciones sean duraderas es ser uno mismo y tener confianza, esto no significa que seas una persona sin filtro y te lleves el mundo por delante, sino ir paso a paso, conociéndose para ir generando confianza y no apresurarse para ir generando el interés.
El lenguaje corporal, la mirada y el tono de voz son un claro ejemplo de que hay cosas tan o más importantes que las palabras y el físico, pues son gestos que envían una serie de mensajes que el cerebro procesa aunque no seamos conscientes de ello.
Hay que estar atentos a lo que está pasando, no solo en la conversación sino cómo nos sentimos, tratar de no idealizar a la otra persona o ser empático por demás, no te compares ni compares a la persona que tenés enfrente y sobre todo habla como lo harías con un amigo, para que conozca a la persona verdadera y no alguien inventado para ese momento.
No existe un botón on-off de sentimientos, no se puede controlar la atracción, si hay química o si son compatibles. Que tengan gustos similares no los hace almas gemelas y no estar de acuerdo no es sinónimo de incompatibilidad. Pero hay que ir despacio, construyendo de manera orgánica y conociéndose y queriéndose a uno mismo porque si no te conoces ni te querés es difícil lograr que alguien más lo haga.
ML
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