En el día de ayer se llevó a cabo la MET Gala 2022, el evento organizado por Anna Wintour que busca recaudar fondos en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. La etiqueta de este año fue “Gilded Glamour”, en referencia al glamour de la Época Dorada de Estados Unidos. Este período se extendió de 1870 a 1890, en el que luego de la guerra de Secesión y de la Reconstrucción, el país conoció una expansión económica, industrial y demográfica sin precedentes. Fue un período de prosperidad y cambio cultural, en el que las grandes fortunas y los rascacielos parecieron surgir de la noche a la mañana. Los Astor, los Vanderbilt, los Rockefeller y los Morgan, fueron algunas de las familias que se obsesionaron con levantar residencias que simulaban a los palacios europeos de estilo renacentista, gótico y rococó, donde se llevaban a cabo las fiestas de la alta sociedad.
La primera mitad de la Edad Dorada de Estados Unidos, coincidió aproximadamente con la mitad de la era victoriana en Gran Bretaña y la Belle Époque en Francia. Este período se caracterizó por un crecimiento extraordinariamente rápido del ferrocarril, de pequeñas fábricas, bancos, almacenes, de minas y otros negocios familiares, junto con una enorme expansión de las tierras arables altamente fértiles del Oeste.
Durante estos años, Thomas Edison patentó la bombilla de luz, lo que permitió iluminar el edificio del New York Times y luego toda la ciudad. Alexander Graham Bell inventó el teléfono, permitiendo el contacto inmediato entre los ciudadanos, lo que condujo a una gran demanda de operadoras y las mujeres ganaron terreno laboral. Los salarios estadounidenses superaron a los de Europa, lo que generó un gran aumento de la diversidad étnica de los inmigrantes europeos y de los estados orientales. El aumento de la industrialización produjo un aumento de los beneficios empresariales y de los salarios reales, lo que no impidió que fuera una época de pobreza para quienes no conseguían trabajo y para los inmigrantes europeos.
Los arquitectos White, Mead y McKim construyeron a lo largo de la Quinta Avenida una serie de edificios del estilo Beaux Arts, que dieron lustre a la ciudad. Las altas esferas de la sociedad definían la época de la moda con los excesos, y en sus prendas combinaban raso, seda, terciopelo, flecos, incorporando adornos como encajes, lazos y volantes. En la “Gilded Age” los colores destacaban por su riqueza, donde las mujeres combinaban sus faldas de gran volumen con corsés y peinados con copete, mientras que los hombres lucían prendas formales y sombreros. A medida que las actividades deportivas fueron asentándose en las rutinas de la clase acomodada, la ropa deportiva se convirtió en una parte fundamental de los guardarropas. Las mujeres empezaron a lucir conjuntos de blusa y falda larga que les permitía moverse con mayor facilidad.
En aquel entonces, la ópera comenzó a ser frecuentada por la alta sociedad, donde las personas debían lucir una estricta etiqueta. Ellas debían llevar vestidos de tul que dejaban su escote al descubierto, con capas forradas de piel y guantes hasta el codo. Por su parte, los hombres lucían esmoquin. Los bailes, las fiestas y las noches a la luz de las velas fueron el escenario de un estilo extravagante nunca antes visto en los Estados Unidos.
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