Una invitacióna soñar. Y a repensar, explorar, imaginar… De todo eso trata la llegada de los libros a un hogar y si bien ya se dijo hasta el hartazgo, nunca viene mal repetirlo: si los padres leen, los chicos muy probablemente lo hagan también.
Lecturas compartidas
Y a eso debemos agregar: si además leen con ellos, las posibilidades se disparan por los cielos. Muchos de los siguientes títulos se prestan a esa lectura compartida, sobre todo porque pueden generar preguntas, miradas y sentidos muy estimulantes.
¿Un ejemplo? Semillas de zanahoria, historia sobre una abuela cuyo tejido funciona como disparador para conocer de cerca todo ese cúmulo de memorias y vivencias que nos precede. Un libro que habla tanto del pasado como de los actuales vínculos familiares y sociales. Escrito por Daniela Szpilbarg e ilustrado, en base a fotos antiguas en blanco y negro, por Florencia Rodríguez Actis.
También muy originales en cuanto a formatos y soportes se anotan estos dos: El mar y yo, libro de la talentosa Maru Ardanaz que hace todas sus creaciones en plastilina y luego las plasma al papel y ¿Quién hay dentro?, un muy atractivo volumen de poesías de Mar Benegas ideal para apreciar con todos los sentidos, especialmente el tacto y el oído.
Nuevas temáticas
Las sociedades, sus paradigmas y consensos siempre están en constante cambio y la literatura infantil hace rato que se muestra a la altura de las circunstancias, incorporando gran parte de esas nuevas temáticas en sus relatos. Y perspectivas.
Malena Ballena, por ejemplo, es el título de un libro que no teme meterse en terrenos incómodos como el bullying y el body postive a través de una historia que no baja línea sino que busca acercar, empatizar y asimilar.
Lo mismo puede decirse de Elfos en el quinto piso, un libro que habla sobre la Navidad y los diversos modelos de familia (la principal, compuesta por dos madres) con una naturalidad tan hermosa como contagiosa.
Y si de ampliar horizontes se trata, es indispensable seguir de cerca las novedades de Limonero, una editorial independiente cuyos títulos son tan estimulantes como originales (y eso vale para las ilustraciones y también para los textos). Para muestra, un botón: Una niña con un lápiz, el libro que escribió Federico Levín e ilustró Nicolás Lassalle y que no es otra cosa que una gran oda a la imaginación.
El bichito de la curiosidad
Sí, esa es un poco la idea (que no suele fallar): generar el encuentro con historias, relatos, personajes y puntos de vista través de la curiosidad. La buena noticia es que el mercado editorial está repleto de enfoques interesantes y novedosos para quienes comienzan a acercarse por las suyas a los libros, ese espectro de edad que va de los 6 a los 10 años más o menos.
La colección Pequeña y Grande del sello Catapulta es un ejemplo de ello, ya que invita a conocer la vida de grandes figuras de la historia, pero revisando en particular su infancia, sus primeros pasos y sueños. Hay de todo, desde diseñadoras (Coco Chanel), científicas (Marie Curie), artistas Frida Kahlo hasta líderes políticos (Mahatma Gandhi).
Con un despliegue algo mayor de texto (y complejidad) se anotan muchos títulos, nosotros elegimos apenas uno: Los inadoptables, una novela de Hana Tooke (bellamente ilustrada por Ayesha L. Rubio) que se anota en la tradición de Roald Dahl a través de la historia de 5 huérfanos y un increíble destino de superación y aventura.
Por último, para quienes amen el arte, una singular novedad: Ni tonto ni holgazán, la adaptación en clave “infantil” que hicieron desde el Museo Moderno de un antiguo relato oral del artista Alberto Greco. Las ilustraciones son de la genial María Wernicke.
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