El contexto de crisis global y los dos años de pandemia amenazan a los avances de las políticas para defender los derechos de la mujer y la equidad de género. Sin embargo, hoy en el Día internacional de la mujer, miles de personas se congregaron en Barcelona para seguir la lucha. Aquí como en la Argentina -y el mundo entero- el camino es sinuoso y largo; y todavía queda mucho para defender y avanzar.
El feminismo tomó las calles de la capital catalana con un escenario bastante particular: la división que ha sufrido el movimiento a raíz de las leyes de autodeterminación de género (ley trans) de 2021 impulsada por la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Desde el feminismo clásico se denunció que esta legislación – en trámite en el Congreso– es un ataque a los derechos de las mujeres, entendiendo que la raíz de la opresión es precisamente por el hecho de haber nacido con el sexo mujer. Sostienen además que "el sexo" no es algo elegible, el debate identitario “va de la mano del neoliberalismo”.
La grieta también se dio en Madrid. Al igual que en otras ciudades españolas, se han convocado dos manifestaciones diferentes con el fin de "diferenciarse" unas de las otras. Panorama que no es el ideal teniendo en cuenta que la fuerza del feminismo sigue siendo fundamental a la hora de marcar la agenda política de los gobiernos.
Por el contrario, el hecho de que se empiece a fraccionar el colectivo no significa que se abandonen las luchas contra la violencia de género, la violencia sexual, la equidad laboral y la discriminación en materia de salarios, entre otros temas. Pero sí puede significar que se tarde un poco más.
Ahora bien, en la calle el clima fue otro. Las diferencias entre las diversas corrientes feministas quedaron atrás una vez que infinidades de mujeres marcharon desde Plaça Universitat hasta Arc de Triomf, donde se dio por finalizada la jornada tras leer un manifiesto. "Contra las precariedades, las fronteras y la violencia, ¡aquí estamos las feministas!".
La marea morada tomó las principales calles de Barcelona y allí eran todas hermanas, amigas y sororas. Porque en definitiva, todas estuvieron allí pidiendo lo mismo al unísono: derechos.
Violencia machista en España
La violencia machista sigue siendo uno de los principales motivos por los que se marcha y la evidencia de que las mujeres estamos inmersas en un sistema de desigualdad, en el que intentan dominarnos.
En lo que va de marzo, aquí en España mataron a seis mujeres, fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. A finales del 2021 había cerca de 70.000 con seguimiento policial por amenaza de violencia machista, y 676 menores que corrían el mismo riesgo. Sin mencionar que en la mayoría de los casos de violencia de género, las víctimas no se animan a denunciar a su agresor.
Un estudio de la Universitat de Barcelona publicado en diciembre del pasado, calculaba que exisen alrededor de 400.000 incidentes en España al año de violencia sexual, pero se detectan menos del 10%.
Este tipo de violencia es consecuencia sin lugar a dudas de una sociedad patriarcal que avala estas conductas. Un contexto en el que los hombres consideran a las mujeres "objetos de su posesión" y seres inferiores.
Brecha salarial en España
La brecha salarial es del 20%, persiste la segregación horizontal –sectores feminizados con peores salarios– y, en el ámbito de poder donde se toman las decisiones hay una infrarrepresentación de mujeres (un 20%) que avanzar en la igualdad. La pandemia ha puesto así sobre la mesa la necesidad para las mujeres de romper estructuras en el “eje de la vida”.
En el año 2019, el salario anual más frecuente en las mujeres (13.514,8 euros) representó el 73,0% del salario más frecuente en los hombres (18.506,8 euros). En el salario mediano este porcentaje fue del 80,3% y en el salario medio bruto del 80,5%.
Cabe destacar que si bien en los últimos años, producto de la pandemia, ha aumentado la contribución de los hombres respecto a los trabajos de cuidado no remunerado, también es cierto que son las mujeres las que han asumido la mayor parte del trabajo.
Debido a esto, las mujeres son las que se ven casi obligadas a aceptar empleos a tiempo parcial, en condiciones más precarias o directamente significa la total exclusión del mercado laboral. Una situación que ha impactado, según la Cámara europea, en su salud mental.
Las mujeres salieron hoy a la calle en un contexto difícil. Un contexto que sin lugar a dudas va mucho más allá 8-M.
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