Horace Lannes fue mucho más que un diseñador de vestuario: fue un narrador visual. A través de sus telas, cortes y detalles, dio vida a los personajes más icónicos del cine argentino, desde las heroínas clásicas de los años dorados hasta las figuras contemporáneas del séptimo arte.
Durante su carrera, que abarcó más de cinco décadas, trabajó en más de 100 producciones cinematográficas, dejando huella en películas como "La mujer de las camelias", "Los muchachos de antes no usaban arsénico" y "Ay, Juancito", donde recibió premios y reconocimientos por su excepcional trabajo.
Un ícono detrás de las cámaras
Lannes sostenía que el vestuario no era un complemento, sino una extensión del personaje. “El vestuario define tanto como un guion bien escrito”, solía decir en entrevistas. Este enfoque lo posicionó como una pieza clave en la industria del cine, colaborando con estrellas como Mirtha Legrand, Susana Giménez y Tita Merello. Su capacidad para capturar la esencia de una época o un estado emocional lo convirtió en un referente indiscutido.
El legado que nos deja
Aunque su partida marca el fin de una era, su influencia perdurará. Las nuevas generaciones de diseñadores encuentran en su obra una fuente de inspiración inagotable, un recordatorio de que la moda y el arte pueden trabajar juntos para contar historias inolvidables.
El impacto de Horace Lannes no se limita al cine: también dejó su huella en el teatro y la televisión, demostrando una versatilidad pocas veces vista. Fue un creador que entendió el poder del diseño como parte del lenguaje visual de las artes escénicas.
at redacción Marie Claire
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