Elie Saab volvió a conquistar la escena de la semana de la alta costura en París. En esta edición, el diseñador libanés apostó por ensamblar un mix de culturas, tradiciones, e inclusive décadas, con un gran denominador, la belleza de la India.
En cada una de sus piezas se pudo ver de forma explícita reminiscencias de la arquitectura hindú y mongol. Allí, cada uno de los diseños logro cautivar a todos por sus bordados y pedrería minuciosamente aplicados. Telas cruzadas sobre el hombro como sari hindú. Destacaron un par de pinceladas de moda masculina con elegantes trajes de hombre, los cuales compartieron texturas con los imponentes vestidos de mujer.
Por otro lado, Chaquetas cortas con mangas abullonadas, características de los trajes de luces españoles. Abrigos de estructura cuadrada, la misma forma que los usados por Napoleón Bonaparte, o bien, de maharaja.
En cuanto a los colores, Elie Saab, fue fiel a su estilo y no abandonó los colores neutros. Las tonalidades tierra fueron las protagonistas, al igual que la lluvia de lentejuelas, cristales y ornamentos en los vestidos.
En cuanto a los accesorios, el diseñador optó por lo minimal, para cederle el spotlight a sus fabulosas prendas. Únicamente presentó a un par de modelos luciendo earcuffs doradas con pedrería y pendientes con gemas en gota transparentes.
Fiel a su estilo, Elie Saab cerró con una novia vistiendo un diseño de hombros caídos y flores de tela bordadas, entrelazadas con pedrería. Una diadema hindú reposaba en su cabeza, mientras que una corona de virgen con pétalos de flor asomándose enmarcó su pelo recogido.
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