BITCHERIES PARISIENNES: Fashion Week
Ah, París.
Ah, le Marais.
Durante la Fashion Week… es todo un universo. Y yo estuve ahí.
Le Marais, más hermoso y desquiciado que nunca:
la Meca sagrada de la experimentación estilística.
Ahí te cruzás con los innovadores, los creadores… y también los enterradores de la moda: desde lo sublime hasta lo muy feo, pasando por lo directamente patético.
Te cruzás con quienes convierten cada vereda en una pasarela apocalíptica, con una audacia que roza el crimen o el suicidio estilístico.
Te cruzás con tipos en tacos de 30 cm —más altos que su coeficiente intelectual—, con faldas negras estilo Auteuil–Passy, jabot de tul blanco y un delicado collar de perlas que cae sobre torsos sudados y peludos, como un tercer tiempo de rugby en pleno vestuario.
Te cruzás con chicas transparentes, flacas como los cordones de mis zapatos, vestidas de negro total, sufriendo poses trágicas bajo un sol africano que se perdió en medio de París.
Te cruzás con una nueva tendencia masculina news-urban-chic:
Delante mío, una docena de tipos con pantalones tan anchos que podría estacionar mi Range Rover adentro. Pantalones estilo zouave-montgolfière, listos para volar… pero que, en vez de llegar a la cintura, quedan congelados justo debajo de la rodilla.
Sí, sí, debajo de la rodilla.
Estilo “no llegué al baño y me hice encima”. Entonces, con una mano se agarran los huevos y el tanga y con la otra te saludan.
Esa es LA pose RE RE del ultra fashionista.
Así que, de frente o de espaldas, caminan como pingüinos tetrapléjicos en plena maratón.
Es un estilo. Y si hay un mensaje, debe ser escatológico.
Te cruzás al mundo entero, en todos los colores.
Mi querido Marais.
Las terrazas están llenas de jóvenes sublimes, de esos que parecen salidos de una publicidad: bellos, indiferentes y perfectos.
Ahí se sorben los últimos Drytonic Cocktails —a precios imposibles— mientras olvidamos que el planeta arde, que el caos nos fragmenta, que las angustias crecen mientras el futuro se achica.
Pero no importa. Porque es hype, porque es glam, porque es cool, porque es trendy.
Te cruzás con chicas con bigote, con personas no binarias, con efebos perlados… todas las bellezas y rarezas del planeta.
Todos reunidos aquí,
para la Famous Fashion Week.
Megalómana. Esquizofrénica. Loca.
Y tan divertida de habitar.
Nos reímos, nos fastidiamos, alucinamos.
Y, en el fondo, nos encanta.
Porque aquí, incluso el ridículo tiene estilo.
Eso es París.
Eso es la moda.
Y por eso siempre volvemos.
Por esta capital encantadora que siempre lleva un stiletto de ventaja sobre el resto del mundo…
¡Hasta pronto!
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