Tuesday 24 de June de 2025

MODA | 22-05-2025 07:52

Balenciaga, Gucci y Valentino en revolución: los diseñadores que sacuden el mapa de la moda

Las casas más icónicas de la moda están en pleno reordenamiento: Pierpaolo Piccioli asume Balenciaga, Demna Gvasalia se muda a Gucci y Alessandro Michele aterriza en Valentino. En medio de cambios vertiginosos, provocaciones estéticas y herencias legendarias, la gran pregunta es si el lujo puede volver a tener alma.

Y así se completa el torbellino de cambios que desde hace meses sacude al mundo de la moda: un verdadero ballet de poder que se parece más a una partida de sillas musicales que a un tablero de ajedrez. No hay ganadores definitivos y siempre hay alguien de pie.

La noticia más reciente: Pierpaolo Piccioli, tras dejar Valentino, asumirá la dirección creativa de Balenciaga. Una jugada inesperada, ya que su predecesor, Demna Gvasalia, acaba de dejar la firma francesa para tomar las riendas de Gucci, huérfana desde la salida de Alessandro Michele, quien a su vez desembarcó en... Valentino.

 

Alessandro Michele deslumbra en su debut para Valentino

 

Demna llega a Gucci con la misión de revertir el minimalismo impuesto por Sabato De Sarno, un giro que dejó a muchos clientes más confundidos que fieles. Mientras tanto, el diseñador georgiano despierta tantas expectativas como temores: ¿volverá con su estilo “shock” hecho de bolsos con forma de paquete de papas fritas y cintas adhesivas como accesorios de lujo?

La gran pregunta es si Gucci logrará escapar del déjà vu de hype para recuperar una identidad sólida, o si seguirá atrapada en esa línea tenue entre la provocación y la genialidad, con riesgo de caer en la indiferencia.

 

Gucci Ancora: El increíble doble debut de Sabato De Sarno al mando de las colecciones femenina y masculina

 

Demna es una figura clave de esta época: enfant terrible del lujo, creador de Vetements y responsable de una era de deconstrucción estética en Balenciaga, que lo convirtió en fenómeno global... y también en blanco de múltiples críticas. Basta recordar que Balenciaga, durante los 15 años en que fue liderada por Nicolas Ghesquière, representó un modelo de alta costura con respeto por el legado y por el diseño como arte.

¿Ese exceso estético llegó a su fin? Es probable que el reinado de Demna en Balenciaga comenzara a tambalear cuando el juego de sillas empezó a girar con más velocidad que sentido. La duda ahora es si podrá hacer un “milagro estético” también en Gucci, o si ese estilo shockeante que convirtió en norma terminará siendo un búmeran.

 

Balenciaga - Louis Vuitton

Porque, convengamos, Gucci es otra cosa. Su historia, su herencia y su estética merecen algo más que una provocación de temporada. Ya en el momento del anuncio de su nombramiento, las acciones de la firma cayeron: una señal clara de que ni el mercado ni los consumidores están dispuestos a seguir a ciegas la carrera del impacto vacío.

Frente a este escenario, aparece Pierpaolo Piccioli como aire fresco. Su década al frente de Valentino demostró que se puede reinterpretar la elegancia clásica con sensibilidad y visión contemporánea. Su estilo —refinado, romántico, equilibrado— podría ser justo lo que Balenciaga necesita para reconectar con su esencia.

Desde que Maria Grazia Chiuri dejó Valentino para irse a Dior, Piccioli consolidó una firma coherente, emocional y fiel a su herencia. Su mirada respetuosa del oficio y su vínculo con el savoir-faire parecen hoy una respuesta posible a un sistema agotado de provocaciones.

Porque después de ver el desfile de muchas marcas sumidas en un minimalismo sin alma o en la repetición de ideas de Instagram, una cosa queda clara: la verdadera revolución está en quienes entienden el valor de la historia y el diseño.

Mientras tanto, los ojos también están puestos en Valentino: ¿logrará Alessandro Michele, con su maximalismo lúdico y su sentido del espectáculo, adaptarse sin caer en la caricatura de sí mismo? Su primera presentación no dejó más que interrogantes.

Así, mientras el sector se prepara para nuevas sorpresas, podríamos decir que el único que podrá descansar —por ahora— será el espíritu de Cristóbal Balenciaga, ese creador que supo conjugar la innovación con el respeto. Algo que hoy parece más urgente que nunca.

Y mientras seguimos atentos, como espectadores un poco desencantados pero no menos fascinados, solo queda esperar si Piccioli logrará devolverle al lujo esa alma que tantos extrañan. Porque en esta revolución entre lo sublime y lo trash, el verdadero gesto radical será preservar lo que distingue a cada casa y ofrecerle al público un poco de esa clase que, en tiempos de sobresalto estético, se volvió un bien escaso.

at Alexia Fanciulli (desde Milán).

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